A trancas y barrancas

A trancas y barrancas
Divulgador económico

No conozco a Climent. Es amigo de alguien de mi familia y me manda el borrador de un libro suyo para que le eche una ojeada. Me adjunta una carta, a modo de currículum.

Por esas cosas que pasan y que mis hijos llaman ‘patafísica’, tropiezo con un párrafo de alguien que comenta una de las obras de san Agustín: “Una de las notas de la personalidad madura es la capacidad de conjugar el despliegue de una actividad intensa con el orden y la paz interior’.

El libro cuyo manuscrito me envía Climent se titula El propósito. Encuentro unas definiciones que me vienen bien: Objetivo que se pretende conseguir. Acción y efecto de determinar o determinarse. Y añade que son necesarios osadía, valor, firmeza, resolución.

Como no todo va a ser copiar, añado la importancia que ha tenido para Climent el tener un propósito. Para Climent y para cualquier hijo de vecino. Porque la vida, de por sí, es desordenada y en ese desorden hay que poner orden.

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Getty Images/iStockphoto

Me acuerdo de lo que le pasó hace años a una señora que yo conocía. Había pasado el fin de semana con su marido y sus hijos en una casa fuera de la ciudad donde vivían. Cuando ya estaba recogiendo para volver, recordó que se había comprometido con unas amigas para darles una charla de formación desayunando con ellas el inmediato lunes.

Sin cenar, extendió sus papeles en la mesa del comedor y se puso a trabajar. Al cabo de una hora, feliz, dijo: “¡Ya está!”. Su marido y los hijos ya habían cenado; ella tomó algo, cogieron el coche y a casa. A mitad de camino, aterrorizada, musitó: “Me he dejado los papeles”. El marido le preguntó cuál era el tema y ella, en vez bajísima, contestó: “El orden”.

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La charla salió muy bien. Las asistentes le felicitaron. Su marido aún se ríe cuando lo cuenta, pero siempre añade que su mujer sabía de qué tenía que hablar, sabía lo que había que hacer y, en el fondo, sabía que, a trancas y barrancas, teniendo las cosas claras, se consiguen.

Leyendo lo que ha escrito Climent, me acuerdo de esta señora y me acuerdo de san Agustin. Escribió 500 homilías. Seguro que no todas le salieron bien.

Veo la trayectoria profesional de Climent. Seguro que hubo cosas que no le salieron bien. Pero el título del manuscrito, El propósito, es lo importante, lo que te asegura que, repito, a trancas y barrancas, las cosas salen.

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