En tiempos de incertidumbre, poco riesgo. Esto es lo que parecen creer los estudiantes jóvenes respecto a su futuro laboral. Optan por el bachillerato científico-tecnológico, que les garantiza la entrada en grados que, hoy por hoy, acaban en trabajos con buena inserción laboral y remuneración. Uno de cada dos alumnos ya elige esta opción.
En cambio, las plazas de la modalidad de arte, una elección más vocacional, se quedan vacías hasta el punto de que el Consorci d’Educació de Barcelona va a considerar una reestructuración de la oferta. Se apunta –aún no hay estudios motivacionales– que la formación profesional (FP) del ámbito artístico ha crecido. Quizás posibles alumnos de bachillerato se han ido a FP. ¿Para qué estudiar bachillerato si lo que quieren es bailar o actuar? Esto sucede justo en el momento en que se quiere desplegar la ley de Enseñanzas Artísticas que impulsa la formación superior de música, danza, arte dramático, artes plásticas y audiovisuales en las universidades.