En lo que va de año ha abierto un supermercado 24 horas cada semana en Barcelona. Se suman a los más de 600 que han ido levantando la persiana en los últimos cinco años, según los datos del Ayuntamiento. La degradación de la oferta comercial de la ciudad que provocan estos establecimientos en el Eixample y Ciutat Vella ha llegado ya a calles tan cotizadas como la rambla Catalunya y Pelai, donde actúan de manera enmascarada como tiendas de souvenirs y de bebidas, galletas y otras necesidades básicas para los turistas. Como explica hoy Luis Benvenuty en las páginas de Vivir, el gobierno municipal está endureciendo la normativa y doblando las inspecciones para tratar de poner orden en el sector, aunque los centenares de expedientes abiertos no se traducen en prácticamente ningún cambio. El problema cada vez es mayor y se hace urgente que el Ayuntamiento redoble los esfuerzos para hacer que sus propietarios cumplan la normativa y estos negocios sean supermercados de verdad, como su nombre indica.
24 horas sin control
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