China exhibe su poder

En los últimos cuatro días, China y su diplomacia han sido las indiscutibles protagonistas de la actualidad internacional. El domingo y lunes, la ciudad de Tianjin acogió la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), con la presencia de mandatarios de 26 países, entre ellos los líderes de Rusia, India e Irán, junto al presidente chino, Xi Jinping. El martes, Xi mantuvo una reunión bilateral en Pekín con su homólogo ruso, Vladímir Putin. Y ayer el líder chino presidió el desfile de conmemoración del 80.º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en Asia, en el que el gigante asiático hizo una gran exhibición de músculo militar.

Cuatro días durante los cuales Xi no ha perdido ocasión para lanzar el mensaje del nuevo liderazgo chino en la geopolítica mundial y su capacidad para encabezar un nuevo polo de poder en contraposición al orden global occidental, dominado por Estados Unidos. El mensaje de que el centro de gravedad mundial está ahora en la región Asia-Pacífico, y ahí el papel de China es fundamental. En la cumbre de la OCS se confirmó que los aranceles que Donald Trump ha impuesto a algunos países asiáticos, especialmente a India, han suscitado un movimiento de aproximación entre potencias hasta hace poco enfrentadas. Un acercamiento que puede desembocar en un reforzamiento de las relaciones económicas y políticas entre amigos y rivales políticos, unidos en su rechazo a las intimidaciones de Washington.

Así, en la declaración final se aboga por “construir un mundo multipolar más representativo, democrático y justo”. Y Xi Jinping ha recogido el guante comprometiéndose a defender y a liderar ese mundo multipolar, al tiempo que critica “las sacudidas al comercio internacional” y las “tentaciones hegemónicas”, en clara alusión a Estados Unidos. Xi, Putin y el líder indio, Narendra Modi, han buscado en Tianjin proyectar la imagen de unidad y de alternativa a las sacudidas que Trump aplica a la geopolítica mundial, pese a las serias diferencias que aún persisten entre ellos.

Pekín muestra músculo militar para encabezar un nuevo orden multipolar contrapuesto a EE.UU.

La reunión bilateral el martes entre Xi y Putin confirmó que la relación entre China y Rusia atraviesa una bonanza “sin precedentes”. Ambos líderes han reafirmado su alianza estratégica “sin límites” frente a la “hegemonía occidental”. Xi sigue siendo el gran aliado que Putin necesita para mantener su maquinaria bélica contra Ucrania. China no solo seguirá comprando gas, petróleo, carbón y gas natural licuado a Rusia, sino que ambos países construirán un gasoducto, que atravesará Mongolia, y por el que China recibirá 50.000 millones de metros cúbicos anuales de gas. Con todo, si en Alaska Putin fue el gran vencedor de su encuentro con Trump, dejándole en evidencia, en Pekín el líder ruso ha ido un paso por detrás de los posicionamientos del presidente Xi. Eso sí, estos cuatro días en China le han servido a Putin para comprobar que cada vez está menos aislado por las sanciones occidentales y que no es un paria internacional.

Y ayer China volvió a dejar una imagen para la historia. Xi, Putin y el líder norcoreano, Kim Jong Un, junto con otros 24 mandatarios, casi todos del Sur Global, presidiendo en la plaza Tiananmen el desfile por los 80 años de la “victoria de China sobre el fascismo”. Una parada que mostró un armamento más sofisticado y moderno, nuevos drones submarinos, misiles antibuque hipersónicos y misiles intercontinentales. En un escenario así, el líder chino aprovechó para lanzar un alegato a favor de la paz, pero también un claro mensaje nacionalista. Abogó por que no se repitan “las tragedias de la historia”, y aseguró que “el gran renacimiento de la nación china es imparable”. Xi quiere replantear el papel de China en una guerra para mejorar la imagen del Partido Comunista y reforzar sus pretensiones sobre Taiwán y el mar de China Meridional.

El hecho surrealista se produjo cuando, mientras las tropas desfilaban por Tiananmen, Trump publicó un mensaje de felicitación a Xi con una coletilla sui generis: “Por favor, dé mi más caluroso saludo a Vladímir Putin y Kim Jong Un mientras ustedes conspiran contra los Estados Unidos de América”.

Xi se presenta como un líder mundial más estable ante las caóticas políticas de Donald Trump

China aprovecha las incertidumbres tras el retorno de Trump para consolidarse como la principal superpotencia global del siglo XXI, para lo que también necesita presentar un ejército moderno que proyecte poder. Xi quiere sacar rédito de la impopularidad de las caóticas políticas comerciales de Trump y promover un nuevo orden multipolar, el respeto a la soberanía de los estados y un mayor peso de los países en desarrollo. Quiere abrir una brecha entre Washington y el resto del mundo, para erigirse como un líder global más estable. De momento, el despliegue militar de ayer y la cumbre económica de la OCS refuerzan su poder.

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