La ignorancia es atrevida. Especialmente en este momento, en el que algunos historiadores consideran que somos víctimas de una epidemia de estupidez para la que no acabamos de encontrar una vacuna. Y los ignorantes crecen a diario, poniendo en peligro la ciencia e incluso la democracia. Los sociólogos le han puesto nombre a este sesgo cognitivo, según el cual las personas con menos conocimientos tienden a sobrevalorar sus capacidades y opinan abiertamente sin saber de lo que hablan, pero convencidos de que poseen la verdad absoluta. Se trata del efecto Dunning-Kruger, que se basa en el siguiente principio: “Cuanto menos sabemos sobre un tema, más tendemos a creer que sabemos lo suficiente”.
Sócrates, que era un hombre sabio, hizo un acto de humildad cuando afirmó que “solo se que no sé nada”. En nuestros días, han llegado al poder personajes que no son conscientes de que no saben nada pero están dispuestos a decidir sobre todo.

La presidenta madrileña antes de la salida de la última etapa de la Vuelta el domingo pasado
Isabel Díaz Ayuso, que es más lista que sabia, ha comparado esta semana los incidentes en la etapa final de la Vuelta con el cerco de Sarajevo. Su hipérbole no resiste ninguna comparación. En Madrid, hubo unos pocos policías contusionados en su enfrentamiento con manifestantes propalestinos y en Sarajevo se produjo el asedio más prolongado a una ciudad en la historia de la guerra moderna.
Cuanto menos sabemos sobre un tema tendemos a creer que sabemos lo suficiente
Murieron 12.000 personas, más de 50.000 fueron heridas y durante cuatro años salir a la calle resultó un peligro por los bombardeos y los francotiradores. Uno de los episodios más terribles fue la masacre en el mercado de Markale. El general serbio Galic fue condenado a cadena perpetua por crímenes contra la humanidad y su sucesor, Milosevic, a 33 años.
Ayuso ha anunciado que le dará la medalla de oro de Madrid a la Vuelta y está en su derecho, pero no por los motivos que expuso. Se lo dijo Arturo Pérez Reverte, que estuvo como corresponsal de guerra en los Balcanes: La presidenta demuestra tener poco conocimiento de la tragedia y banaliza un conflicto de una gran gravedad. “Atrévete a saber”, reclamaba Kant como reacción a la recomendación bíblica de “no queráis saber lo que está por encima de vosotros”. ¡Cuánto bien ha hecho la Ilustración!