¡Qué verano el de 2025!

El equinoccio de otoño acabó ayer con el verano. No ha sido un verano cualquiera. Basta con repasar alguna de sus secuencias para concluir que ha sido duro. ¡Durísimo!

Empecemos por lo más próximo. España cerró el mes de agosto con siete incendios forestales activos, tras haber quemado miles y miles de hectáreas. Inicialmente, el debate giró en torno a la responsabilidad de cada administración. Las acusaciones cruzadas pudieron generar la simplista conclusión de que los fuegos se producen a causa del cambio climático y las administraciones no operan con diligencia para extinguirlos. ¡Pero no, no es así! El reto que se nos plantea es complejo y multifactorial y no admite soluciones simplistas. El cambio climático no causa, aunque agrava, los incendios, y tener más o menos aviones, helicópteros o bomberos no resuelve el problema. Y menos lo hará en el futuro.

Kostyantynivka (Ukraine), 17/09/2025.- An elderly local man (C, rear), who refused to evacuate, sits among the rubble of a damaged building as members of the special Ukrainian police unit 'White Angels' assist an elderly local woman, Vira, 90, evacuate from the frontline city of Kostiantynivka, Donetsk region, eastern Ukraine, 16 September 2025 (issued 17 September 2025), amid the Russian invasion. According to the Ministry of Internal Affairs of Ukraine, more than 6,000 residents, mostly elderly people, remain in Kostiantynivka. The White Angels are a special police unit that provides humanitarian aid, conducts evacuations, and delivers medical assistance in high-risk frontline communities in the Donetsk region. (Rusia, Ucrania) EFE/EPA/YEVHEN TITOV

Afectados por la destrucción de un edificio en la región ucraniana del Donetsk 

Yevhen Titov / EFE

La clave está en la prevención y la planificación. El abandono de los pueblos y, con ello, la desaparición de actividades agrícolas y forestales están en la raíz del enorme peligro que conlleva el desprecio al mundo rural y a la dignidad de sus gentes. Apagados los incendios es cuando debería abordarse con serenidad la búsqueda de soluciones. No hacerlo y esperar de nuevo la furia del fuego para cruzar renovadas acusaciones puede acabar quemándolo todo.

Es un claro ejemplo de cómo sin un espacio de encuentro, la política se convierte en un juego de suma cero. El clima en España –me refiero al político–, donde el acuerdo se percibe como debilidad y el diálogo transversal se ha sustituido por el cálculo táctico e el intercambio permanente de descalificaciones, permite evocar aquella reflexión de un filósofo israelí que Arzalluz popularizó: “Unos mecen el árbol, otros recogen las nueces”. Mucho hablar de cordones sanitarios y no nos damos cuenta de las verdaderas razones que provocan el crecimiento de la extrema derecha. Cruzada de brazos, sus sacos se llenan de nueces.

Solidarizarse con Gaza y no con Ucrania desprende el alcanforado aroma antisemita que avaló el franquismo

El verano ha sido testigo también del enconado debate en torno a la inmigración. El reparto de menores migrantes le ha dado visibilidad en España. Pero es la inmigración, como fenómeno muy complejo con derivadas económicas, sociales y culturales, el que alimenta en toda Europa el ascenso de la extrema derecha. La izquierda no ha sabido articular un discurso que entienda el malestar derivado de la presión que se produce en sectores como la sanidad, la educación o la vivienda. Y la derecha, emparedada entre el progresismo de manual y la extrema derecha, se percibe débil e incapaz de abordar el necesario debate sobre la cuestión. ¡Qué bien nos iría un gran acuerdo al respecto! Impulsar a la extrema derecha para debilitar a la derecha clásica será siempre un error.

El verano del 2025 ha sido tan intenso que falta espacio para abarcar todas sus derivadas. Solo la crisis institucional francesa, cabalgando sobre los lomos de unos desbocados niveles de deuda y déficit público, daría de sí para una larga reflexión. Por no hablar de la suicida política arancelaria de Trump y de la particular negociación europea con EE.UU. La UE está en caída libre, y de no activar ya el paracaídas de los informes Letta y Draghi, el golpe puede ser definitivo. La UE era un gigante económico, pero un enano político. Con un Oc­cidente completamente desfigurado en la nueva geo­política y la fractura del eje atlántico­, la Unión Europea agrava su enanismo político y está en puertas de liquidar su fortaleza económica.

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Una UE a la que, junto a la OTAN, Putin está catando con su estrategia de guerra híbrida. Una UE que políticamente no está a la altura ante la atrocidad de Gaza. No entro en la batalla de las palabras, los hechos la hacen innecesaria. Quienes se sientan proisraelíes, por el propio bien de la causa de Israel, además de reprobar los crímenes de Hamas deberían condenar también los que perpetra Netanyahu. Y unos y otros, a la hora de condenar crímenes, deberían hacerlo también con los que Putin comete. Es cierto que Netanyahu no respeta el derecho a la vida de los gazatíes, pero Putin no respeta la de los ucranianos ni la de los rusos. Solidarizarse con Gaza y no con Ucrania desprende el alcanforado aroma antisemita que avaló el franquismo y sigue avalando parte de la izquierda.

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