Un asesino silencioso

Algunos estudios sostienen que el amianto, muy utilizado en el pasado en la construcción y en ciertas industrias y que sigue presente en un sinfín de edificios e infraestructuras, causa más de 70.000 muertes al año en Europa. Su implicación en las enfermedades laborales es también notabilísima. El Europarlamento sostiene que el 78% de los cánceres laborales que se diagnostican en la UE están relacionados con el amianto. En 1984, cuando el peligro ya era bien conocido, el Gobierno empezó a poner vetos al amianto. Y así hasta el 2001, cuando por fin se prohibió, a pesar de que aún sigue en tejados, estructuras y cañerías de uralita o fibrocemento. Un asesino silencioso que ocasiona enfermedades y muertes (según el INE, unas 4.582 personas fallecen cada año) y cuyas víctimas son ninguneadas en España. Las indemnizaciones que contemplaba la ley tardía han resultado claramente insuficientes y no cubren a todos los afectados. La lucha sigue para conseguir un nuevo reglamento que incluya, entre otros, a los herederos de los fallecidos.

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