El error de Óscar Puente

A las 15.28 h de este domingo, el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat Valenciana activó el sistema Es-Alert para enviar un mensaje masivo a la población. Se aproximaba un riesgo extremo de lluvias torrenciales, según la Aemet, que comenzaría a las 20 h en el litoral norte de Castellón y se extendería hasta la madrugada en la provincia de Valencia.

“Si está en zona inundable, busque zonas altas o suba a un piso superior”.

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Rodrigo Jiménez / Efe

Los valencianos se estremecieron. Así lo describía nuestro corresponsal en València, Enrique Bolland, en su crónica. Y es un verbo preciso: estremecer. La RAE lo asocia a sobresaltar, conmover, alarmar, horrorizar. El miedo era legítimo, reciente el recuerdo: 229 muertos, 17.800 millones en pérdidas y cicatrices aún abiertas en barrancos, carreteras e infraestructuras, apenas once meses después de la tragedia.

Veintiún minutos después del Es-Alert, a las 15.49 h, el ministro Óscar Puente –en su faceta más activa, la de tuitero– decidía contribuir al momento de máxima tensión ciudadana con un mensaje en X. Escribió, sobre el mapa en rojo de las alertas meteorológicas: “¿Ha reservado ya mesa en El Ventorro Mazón?”.

El ministro escribió, sobre el mapa en rojo de las alertas meteorológicas: “¿Ha reservado ya mesa en El Ventorro Mazón?”

Que nadie me malinterprete: no seré yo quien salga en defensa de Carlos Mazón. Que durante el drama de la dana estuviera en una comida mientras la gente moría ahogada y que, meses después, no haya asumido una sola responsabilidad –más allá de seguir bien atornillado al sillón– le hace merecedor de toda crítica. Sus rivales políticos deberían exigirle cuentas, y sus propios votantes también, porque todo indica que no lo hará su partido.

Pero no así. No ayer. No con esa ligereza. No en mitad del miedo.

Frivolizar con una alerta de inundaciones activada en la zona cero de una dana mortal es una irresponsabilidad. Y si lo hace un ministro delata una falta de decencia política. Aquello no fue una crítica, sino una chanza bufonesca que encaja más en la cuenta de un trol anónimo que en la de un alto cargo institucional. Una vez más: espectáculo antes que sentido de Estado.

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Y claro, la respuesta no se hizo esperar. Miles de valencianos, también desde X, le recriminaron el comentario. Muchos lo hicieron con respeto. Otros, con indignación. Algunos se identificaban como votantes de izquierdas. Aunque al ministro le dio todo igual. Respondió con la misma gasolina verbal con la que ya había cogido carrerilla a primera hora de la tarde:

“No os enfadéis, fachitas, que Mazón está al pie del cañón… en Murcia, preparando los dispositivos por si hace falta”.

Ah, vaya, todos “fachitas”. Clic. Enviar.

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