Acabo de ver la excelente película Sorda, dirigida por Eva Libertad, que ha estado en la lista de las candidatas para representar a España en los Oscars de Hollywood. Me ha parecido una película excelente, que pone de manifiesto la dificultad de entenderse entre las personas sordas y las oyentes, aunque estas aprendan el lenguaje de los signos. Tal vez por eso he vuelto a pensar en algo que me da vueltas a la cabeza desde hace mucho tiempo: el lenguaje de los signos internacional. Uno de mis nietos quiso aprenderlo para poder comunicarse con las personas que tienen esa dificultad y lo abandonó cuando fue consciente de que en castellano el lenguaje de los signos era de una manera, en catalán de otra, y ya no digamos en francés, inglés, etcétera.
El esperanto fue una gran idea, que hubiera tenido que triunfar y que resolvería miles de problemas de comunicación entre los millones de habitantes de este mundo. Creo que nadie debería renunciar a su propio idioma, pero pienso que bastaría aprender uno más, el esperanto, para poder comunicarnos todos con todos. Si un día pudiera triunfar un nuevo esperanto en el mundo, pienso que debería ser el del lenguaje de los signos.
Si cumplir años en ese lenguaje es marcar con la mano el estómago, el pecho y el cuello, como ejemplo de crecer, eso debería ser igual en todos los idiomas. Ya sé que parte del lenguaje de los signos incluye letras que forman palabras y esas son las diferencias fundamentales entre los varios idiomas. Pero hay un montón de signos que se refieren a cosas y esos deberían ser internacionales, intentando substituir los que representan palabras por algunos que representaran las cosas que son iguales en todos los idiomas.
Alguien debería unificar el lenguaje de signos y que fuera utilizable en todos los idiomas
Yo no soy un experto en el lenguaje de los signos, pero mi sentido común me hace pensar que alguien en el mundo debería intentar unificarlo y que fuera utilizable en todos los idiomas. Tal vez, cuando el lenguaje se creó, las personas con sordera viajaban poco y se conformaban con comunicarse con sus familiares, amigos o vecinos. Pero afortunadamente el mundo ha cambiado y los sordos tienen el mismo derecho a viajar por el mundo, con la ventaja de que, si se unificara su lenguaje, se podrían entender con chinos, japoneses y otras personas de las más diferentes culturas, cosa que no nos sucede a los oyentes, si no aprendemos los otros idiomas.
Todo esto me ha venido a la memoria viendo la película Sorda, que recomiendo a sordos y a oyentes. Es una película que todos deberíamos ver para comprendernos mejor y aprender a ponernos en la piel de las personas que no nos oyen.
