Es cuento viejo: la industria editorial miente y las fajas de casi todos los libros, eso que los editores norteamericanos denominan blurbs, exageran. Ambas costumbres forman parte del arte de la promoción. De ahí su encanto, que no es excesivamente sofisticado: se trata de una variante de la fórmula ancestral, y siempre infalible, de obviar los defectos y amplificar al máximo los elogios, con independencia de la realidad. En política es una táctica que funciona: nada es más cómico que contemplar a un gobernante –o a un simple aspirante– hincharse dentro del traje cuando alguien (por supuesto a cambio del correspondiente óbolo) le dedica un rosario de halagos.
'Manual de convivencia. La vía andaluza', el libro de Juanma Moreno
Los elogios, en realidad, debilitan, aunque esto únicamente lo sabe la gente que es sabia e inteligente. Por supuesto, no abundan ambos caracteres. La editorial Espasa (Planeta) anunció esta misma semana que el presidente de la Junta de Andalucía, inmerso ya en la larguísima campaña electoral de las autonómicas, “se estrena a finales de este mes en el mundo editorial con su primer libro”.
Se titulará Manual de convivencia. La vía andaluza. No es que nos sorprenda: todos los políticos aspiran a dejar sus ocurrencias por escrito, acaso para emular a los viejos y nobles patricios romanos. El problema es que, salvo contadas excepciones –aquellos políticos de antes que eran también escritores, además de hombres públicos–, estas obras envejecen muy rápido y no suelen dejar mucha huella.
Moreno Bonilla, que firmará su filípica como Juanma, que es como siempre le han llamado en su casa, piensa pues contarnos (a todos) –“compartir”, como se dice ahora– su “manera personal de estar en política, marcada por la serenidad, el respeto y la escucha activa, evitando cualquier expresión agresiva o estridente”.
El libro, sin duda, será un éxito: el presidente del PP en Andalucía desvelará, al modo de Pablo de Tarso, ese instante epifánico de iluminación teológica en el que descubrió cómo derrotar por fin al pérfido socialismo andaluz: emulándolo. Esperamos el texto con sumo interés e impaciencia, aunque de partida prevenimos ya a los posibles lectores –léase enemigos, compañeros de partido, familia y periodistas– que ni el título (Manual de convivencia) ni el subtítulo (La vía andaluza) son hallazgos originales del autor.
El presidente de la Junta, junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
El primero busca conscientemente la equiparación con el libro que la periodista Irene Lozano le redactó a Pedro Sánchez (Manual de resistencia). El segundo es un préstamo (muy poco inocente) de la plataforma ‘Andalucía Por Sí’, una de las múltiples minorías sin representación parlamentaria del antiguo Partido Andalucista, que fue la primera organización política que utilizó en público este lema. ¿Ha pagado el PP andaluz los correspondientes derechos de autor a los andalucistas por replicar su idea? De momento, no consta.
Sería, sin embargo, un hermoso gesto, coherente además con la bondad extrema que predicará el volumen, que el presidente-candidato respetase al menos la autoría moral del eslogan con el que lanza su candidatura al trono (semivacante) de Génova. Es evidente que la mímesis con el título de las memorias (también prematuras) de Sánchez trasciende el estricto ámbito andaluz para oficializar de facto una apetencia muy personal, aunque no exenta de riesgos.
El libro será un éxito: el presidente de la Junta desvelará ese instante epifánico de iluminación en el que descubrió cómo derrotar al pérfido socialismo andaluz
El mayor es cómo fabricar un sucesor –probablemente, mujer– para que la derecha pueda conservar el Palacio de San Telmo una vez que el actual inquilino del Quirinale se atreva a dar el salto a la política estatal, compitiendo ya con Ayuso y el PP de Madrid. Moreno ha construido durante los últimos seis años un régimen unipersonal, presidencialista y centrado casi únicamente en su figura política.
No cuenta con grandes logros de gestión ni ha impulsado reformas políticas de alcance. Tampoco tiene delfín. Ha preferido, igual que la Iglesia tras la caída del imperio romano, aposentarse cómodamente sobre la arquitectura que heredó del PSOE en el Sur, aderezando el menú con escabeche. Su manual aconseja sonreír mucho, peinarse a la romana, molestar lo menos posible y pregonar la bondad universal. No sabemos todavía si el libro tendrá el tono de una encíclica o se limitará a compartir un testimonio sacramental.
Cubierta del libro de Pedro Sánchez
De lo que no tenemos duda, porque lo hemos visto, es de que, al contrario de lo que anuncia la editorial Espasa, la vía andaluza no nació antes, ni es la causa, de la victoria de diciembre de 2018, que no fue electoral –Moreno sacó los peores resultados de la historia del PP andaluz–, sino parlamentaria. Surgió después. La teología de Moreno no es un credo reflexionado o premeditado. Le salió al paso. Fue la consecuencia del pavor de la derecha a que, tras la caída de Troya, las izquierdas y los sindicatos agitaran las calles del Sur.
Moreno Bonilla no encontró su piedra filosofal –cambiar a los dirigentes para seguir con la política de siempre, dejando incólume la administración paralela de los socialistas– en el Sinaí. Tampoco se le apareció Yahvé en una zarza que ardía (sin consumirse) para revelarle cómo liberar a los israelitas de la esclavitud en Egipto.
Sencillamente descubrió que quedándose quieto, igual que Juan Belmonte delante del toro, y fagocitando al resto de las derechas meridionales, incluido el andalucismo, ganaba tiempo y bastante más que cumpliendo sus promesas. Sus devotos pueden estar tranquilos: el evangelio de Moreno será suave, apacible, ligero, fácil de manejar y sencillo de leer. Igual que el Platero de Juan Ramón.
