Cada cierto tiempo, Ildefonso Falcones se enfada. No se siente querido por la crítica literaria ni por las instituciones. Barcelona no le ama. Solo le quieren sus catorce millones de lectores. Su queja –con cierta razón, nadie lo niega– es un clásico de autores que venden mucho, pero no se les considera desde la crítica buenos escritores o incluso que hagan eso tan escurridizo llamado literatura. Se puede escribir mal, pero siempre será distinto que redactar bien, del mismo modo que una actriz porno es una actriz pero no Meryl Streep. Vender esa barbaridad de libros, Ildefonso desatado, indica que has conectado con los lectores de una manera extraordinaria y meritoria. Pero quizás, no siempre pero sí muchas veces, a costa de hacer un producto tan cepillado y alisado que sea apto para poder ser leído por catorce millones de personas distintas. Excepciones las hay, pero, amigo, ni yo soy Dennis Lehane ni tú, Umberto Eco.
Hacer listas de representantes de cultura no es fácil. La FIL de Guadalajara, que este año tiene a Barcelona como ciudad invitada, no te convoca. Tampoco irán autores como Gonzalo Torné, Toni Hill, Lluís Llort, Laura Ferrero, Pilar Romera o Jordi Nopca. Seguro que quienes han confeccionado la lista –en México y aquí– os han tenido en cuenta. Pero, leída toda la lista, te aseguro que no hay ninguno que sea peor que tú o, para que lo entiendas mejor, tú no eres mejor que ninguno de nosotros.
Ser popular y ser conocido no siempre significa ser buen escritor
Y no hablo de Mendoza, Riera o Cercas, a los que das un plácet casi castrense, sino del resto que, según tu opinión, somos escritores poco conocidos. Quizás tu enfado se base en ese error. Ser popular y ser conocido no siempre significa ser buen escritor y es que en este mundo hay más jugadores de bingo que de ajedrez.
Aduces que te cancelan por escribir en el mismo castellano en el que escriben invitados como Kiko Amat, Miqui Otero o yo mismo. Por blanco, heterosexual y padre de familia con cuatro hijos.
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Siento decepcionarte pero a pálido no creo que me ganes. También soy heterosexual reproductor, aunque eso sí, solo lo fui una vez. También por cristiano (como Graham Greene, al que tampoco han invitado) y liberal (¿Milei? ¿Ciudadanos? ¿Torrijos?). Bobadas. Anímate al pensar que al menos tú tienes una calle a tu nombre en Juviles (Granada) mientras yo he de soportar que la plaza Catalana siga sin llamarse Johnny Thunders.