Amianto para todos

“¿Tiene donde enterrarlo o lo hacemos nosotros?”. El silencio horrorizado que siguió a esta pregunta de un pequeño constructor convocado para cambiar un techo cubierto con placas de amianto no le desanimó. Tampoco entendió que se le hiciera ver el peligro de su propuesta o que fuera ilegal. Solo añadió: “Pues entonces saldrá más caro”.

TEJADOS DE URALITA EN UNAS NAVES INDUSTRIALES DE L´HOSPITALET

  

Mané Espinosa / Archivo

Hasta su prohibición total en el 2001, el fibrocemento fue el no va más: barato, flexible, buen aislante… lo tenía todo. En casa llegamos a tener un par de jardineras. Techos y cubiertas, depósitos de agua, tuberías, suelos, decoración… Desde los años treinta del siglo pasado ya se conocía su peligrosidad, pero la fabricación e instalación siguieron y aún se pone en muchos países. Sus fibras, sobre todo cuando se rompen, provocan gran número de enfermedades, encabezadas por el cáncer de pulmón.

En Catalunya se cree que queda por retirar un millón de toneladas de fibrocemento

Ya prohibido en la UE, para retirarlo hay que seguir protocolos muy estrictos realizados por empresas y operarios especializados y protegidos. Con el éxito que describe la anécdota inicial. La cosa cambia en los colegios, donde padres preocupados exigen a las administraciones la retirada de las viejas placas de amianto que a menudo rodean los patios y zonas de juego. Los resultados, como todo lo relacionado con la burocracia, son lentos, ineficaces o directamente nulos. Recuerdo una conversación con una familia muy implicada en uno de estos procesos y el momento en que buscamos su casa en Google Maps, visión satélite, y contemplaron horrorizados como su terracita estaba amenazada por cubiertas de amianto de los edificios vecinos. No en vano en Catalunya se cree que queda por retirar… un millón de toneladas. Cifra que va acompañada de los cerca de cinco mil muertos que aún provoca al año, sobre todo entre los trabajadores. La magnitud de lo que queda por hacer lo muestra que las ayudas de la Generalitat el año pasado alcanzaron a solo 541 solicitantes (y eso que se amplió el presupuesto final).

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Todo esto iba yo rumiando ayer mientras miraba desde el balcón como los nuevos propietarios de una vieja nave industrial que tiene todo el techo de asbesto cubierto de tela asfáltica la pintaban de blanco con alegría y despreocupación.

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