Tortura acústica

Tortura acústica
Escritor y enigmista

A las 4.30 de la madrugada del pasado martes, los bomberos de Murcia tuvieron que irrumpir en una escuela de la pedanía de Javalí Viejo para detener el estridente Cumpleaños feliz de Parchís que sonaba en bucle por los altavoces del centro desde hacía cinco horas, ante la desesperación vecinal. La música amansa a las fieras, pero también puede ser una forma de tortura. 

woman suffering from noise and covering her head with a pillow 
irritated female lying closing ears with pillow

  

Getty Images/iStockphoto

A finales de los ochenta, el ejército estadounidense consiguió que el presidente de Panamá, Manuel Noriega, se rindiera ensordeciéndolo con canciones de heavy metal. Noriega se había refugiado en la embajada del Vaticano y el presidente Bush (padre) ordenó bombardear los oídos de Noriega (y del pobre embajador vaticano) con rock duro a todo meter durante quince días y quince noches, hasta que el dictador claudicó.

La música amansa a las fieras, y también puede ser una forma de tortura

En el 2006, Suzanne G. Cusick publicó un ensayo sobre el uso de la música como arma de tortura. En él recoge múltiples ejemplos extraídos de fuentes fiables como la BBC o la revista Time , y en algunos casos llega a concretar las canciones utilizadas para ablandar la resistencia de los prisioneros interrogados. Menciona a Christina Aguilera, Dr. Dre, Eminem (Slim shady) o Metallica (Enter sandman), pero también habla de una cancioncilla titulada I love you de la serie infantil Barney & friends, cantada por un tiranosaurio antropomorfo de color lila en ese tono de entusiasmo impostado que algunos adultos gastan con los pobres niños en edad preescolar. Una tortura; no la busquen en YouTube: “I love you, you love me, we’re a happy family. With a great big hug and a kiss from me to you, won’t you say you love me, too?”. Imagínense el contexto: un reo iraquí interrogado dentro de un contenedor de tráiler por dos militares con cara de pocos amigos.

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El invento es tan eficaz que suscita congresos (Music, terror and manipulation under the Greek junta). Por eso, no parece inocente que el Barça, a instancias de Spotify, luzca en el pecho el nombre de un cantante cada vez que se enfrenta al Madrid, para gran alegría de los vecinos del Bernabéu. Parece que en el próximo clásico llevará a Ed Sheeran. Ahora solo falta saber quién torturará a quién.

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