Liarse en la bandera

El patio digital

Sin paracaidistas que se enreden con la bandera en su salto acrobático del 12-O, son los políticos los que se envuelven en la enseña más allá de la fiesta. Pasqual Maragall reivindicó el patriotismo ciudadano, pero lo que se lleva ahora mirando a la derecha es el patriotismo rojigualdo. El presidente del Gobierno acumula críticas de la jefa de la oposición en funciones, Isabel Díaz Ayuso, por no incluir la bandera española en su vídeo de felicitación del día de la Fiesta Nacional. 

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Sánchez saluda a Díaz Ayuso, acompañada por el alcalde de Madrid, a su llegada al desfile del 12-O 

Fernando Calvo / Efe

Pedro Sánchez no felicita el día de la Hispanidad, como sí hace Alberto Núñez Feijóo, reivindicando un pasado que en el ágora digital acumula tanta bronca y polarización como el Congreso en un pleno cualquiera. El líder del PP ganó la batalla de la institucionalidad a Santiago Abascal, pero el líder de Vox se llevó las orejas y la coleta de Morante de la Puebla.

Para sobrevivir a la guerra de banderas en las redes hace falta emular a los chicos de la tribu Banna de Etiopía, que usan zancos para evitar las serpientes del camino en el valle de Omo, una imagen oportuna que recuerda pasando por allí el escritor @EstebanNavarroS. 

En el vídeo de Sánchez no hay bandera española, pero sí una palestina, la LGTBi y hasta se intuye una senyera en una fiesta castellera. El Gobierno opta por reivindicar el “orgullo de ser español, de una cultura y una diversidad que nos hace especiales”. Bailes regionales, bomberos, médicos, manifestaciones feministas, las selecciones españolas de fútbol, Lola Flores, el Guernica… Para cubrir el frente patriota, es el ínclito Óscar Puente quien lanza en X un ¡Viva España!

El orgullo es motivo de división en Catalunya. Salvador Illa, que participaba por segundo año en los actos del 12-O en Madrid, reivindicó en X que “la convivencia es reconocer y garantizar la pluralidad y la diversidad de España”. Al president, el viaje a Madrid, le ha costado las críticas de Carles Puigdemont por “priorizar la agenda españolizadora” -la bandera- a las riadas en las Terres de l’Ebre.

Hay más orgullo y más banderas. “Orgullo @Esquerra_ERC” fue el mensaje que enviaron algunos miembros del partido de Oriol Junqueras para celebrar que Gabriel Rufián es el político mejor valorado en España según la enésima encuesta. La batalla dialéctica que mantienen en X el diputado republicano y Josep Maria Cruset, de Junts, no sabe de fiestas y también va de banderas: “No se puede defender Catalunya y ser el mejor valorado en una encuesta hecha en toda España. No se puede ser independentista y que los españoles digan que eres el mejor político. No puede ser”. Y para bandera, la del Barça y la senyera tuiteada por el club blaugrana con un “Visca el Barça i Visca Catalunya” ¿para celebrar el 12-O?

La bandera española sirve en el Ayuntamiento de València para que Vox tape la tilde del rótulo en una comparecencia municipal; y sin necesidad de bandera, el Gobierno de Carlos Mazón ha decidido quitar el nombre de Ernest Lluch al nuevo complejo sanitario de El Campanar para evitar confusiones entre los usuarios. Ya se sabe, si no encuentras el aeropuerto de Barajas  es porque se llama Adolfo Suárez o el de Barcelona-Josep Tarradellas. 

El expresidente Ximo Puig se siente interpelado y reivindica la figura de Lluch: “Lo mató ETA por hacer política y hospitales públicos (...) Algunos sentimos como nuestros a Lluch y a Broseta, a Brines y a Estellés, a Raimon y a Sole Giménez. Llaman 'libertad' al sectarismo”. Más Lluch y menos banderas.

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