La lucha por sobrevivir es la principal misión del ser humano desde el principio de los tiempos. El autor argentino Ernesto Sabato escribió que ignoraba si los males y la perversidad de la realidad tenían algún sentido oculto, pero era indudable que nuestro instinto vital nos incita a luchar a pesar de todo.
Es el caso de Evyatar David, un joven de 24 años, que era uno de los rehenes capturados por Hamas tras su criminal irrupción en el festival musical Nova, de eso hace dos años. A él le vimos cavando su propia tumba, en un vídeo propagandístico difundido por los secuestradores en agosto. Las imágenes resultaban realmente angustiosas y no consiguieron presionar al Gobierno de Beniamin Netanyahu, pero dejaron una profunda huella en la conciencia de las personas de bien.
Evyatar David, tras su liberación, el pasado lunes
Evyatar David había aparecido en otro vídeo filmado en el interior del estrecho túnel donde ha vivido buena parte de los 700 días de su encierro, comiendo unas pocas legumbres, sin poder nunca ver la luz del sol y condenado a pensar que no saldría vivo de su reclusión. Al joven se le veía extremadamente delgado. En uno de los muros de la galería donde intentaba sobrevivir, se podía ver una gran hoja de papel donde apuntaba los días en que comía algún alimento.
Durante una parte de su cautiverio, Evyatar David tuvo la compañía de Guy Gilboia, un amigo con el que se desplazó al festival. Otros dos colegas habían muerto durante el asalto de Hamas. Los últimos meses estuvo aislado en el túnel, pero ni así desesperó. Lo que demuestra su entereza, su coraje y sobre todo su gran fuerza mental.
Evyatar David sobrevivió a la sensación de haber cavado su propia tumba
Negrín, que fue presidente del Gobierno de la II República española, proclamaba en sus arengas durante la Guerra Civil que resistir es vencer. Pero, a menudo, resistir es solo agarrarse a la vida, mientras queda una brizna de esperanza, aun sabiendo que la desesperación nos puede de repente nublar la mente y doblar el brazo.
La tragedia de la franja de Gaza es uno de esos periodos de la historia que nos acompañarán en nuestras vidas, porque pone de manifiesto lo peor de los seres humanos. El testimonio de Evyatar David es, en cambio, la esperanza de percibir la luz al final del túnel, cuando todo parece perdido y empezamos a cerrar los ojos.
