La dirección del PP está dedicando muchas horas a buscar el candidato ideal para enfrentarse a Pedro Sánchez en la comisión de investigación sobre el caso Koldo. Alberto Núñez Feijóo anunció solemnemente en el Congreso que llevarían al presidente a la Cámara Alta para que tuviera que dar explicaciones sobre la corrupción en el PSOE, lo que no pareció inmutar a Sánchez, que le respondió con la frase: “Ánimo, Alberto”, que tenía poco de aprecio y mucho de menosprecio.
Lo cierto es que los populares ven una oportunidad para desgastar al jefe del Ejecutivo, aunque no tienen claro quién puede ser la persona que lo ponga contra las cuerdas. Nunca antes la oposición había tenido la ocasión de interpelar directamente al presidente del Gobierno durante 55 minutos, prácticamente el triple de lo que dispone entre intervención y réplica en el Congreso.
El PP busca un senador que pueda poner contra las cuerdas a Sánchez
La cúpula del PP está haciendo una selección de su personal más cualificado en el Senado, sabiendo que no es fácil arrinconar a Sánchez, pues se escapa como una anguila y devuelve los golpes como un canguro. Entre los favoritos, figura Alfonso Serrano, persona de confianza de Isabel Díaz Ayuso. Sin embargo, los populares no sueltan prenda y no quieren dar a conocer el elegido hasta el día de la comparecencia, posiblemente a final de mes. También pretenden que antes hayan declarado José Luis Ábalos y Koldo García en el Tribunal Supremo, para caldear el ambiente.
Feijóo quiere gastar su bala de plata y para ello necesita que la atmósfera sea irrespirable cuando caigan sobre Sánchez acusaciones de corrupción en cascada en la Cámara Alta. Falta saber si encontrará el púgil que pueda dar el golpe de gracia a Sánchez. Eso pensó que había conseguido Sonny Banks, que con 21 años hizo que besara la lona Cassius Clay en el primer asalto, tras ganar el oro olímpico en Roma. Se había preparado a conciencia y tenía una izquierda rapidísima, que impactó en el rostro de Clay. Pero cuando este se recuperó, la respuesta fue fulminante y le cayó una lluvia de golpes a su rival, que obligó al árbitro a parar el combate en el cuarto asalto. Este es el temor de Núñez Feijóo. Sabe que no puede fallar y que escasean los finos estilistas.
