Vulnerabilidad tecnológica

El bloqueo de las comunicaciones durante varias horas de Amazon Web Services (AWS), el mayor proveedor del mundo de servicios digitales en la nube, provocó ayer el colapso de numerosas webs, sistemas de pago y aplicaciones en internet, lo que afectó a millones de personas en todo el planeta, principalmente en Estados Unidos, pero también en Europa y aquí mismo, en España. La avería puso en evidencia, una vez más, las vulnerabilidades de los servicios que se prestan en la internet global y la excesiva dependencia de las grandes compañías tecnológicas americanas.

Ha habido fallos similares en anteriores ocasiones pero todavía no se ha establecido un sistema de seguridad que pueda ofrecer garantías totales del marco global de comunicaciones digitales. Este es un asunto que requiere una mayor cooperación entre los gigantes tecnológicos que dominan el mercado y los gobiernos de los respectivos países.

El servicio en la nube de Amazon es el proveedor más popular a nivel mundial y sustenta una gran parte de internet. Representa cerca de un tercio del mercado, por lo que cualquier caída suya, aunque sea temporal, genera amplios efectos colaterales. La propia Amazon Web Services reconoció que su avería ocasionó la paralización a nivel global de plataformas como la de la misma Amazon, Alexa, Snapchat o Epic Games Store, entre otras, además de los servicios de los asistentes de inteligencia artificial (IA) ChatGPT de OpenAI y Perplexity. También Netflix, el videojuego Fortnite y Microsoft, según otras fuentes, se vieron afectadas, al igual que las plataformas destreamingDisney+ y Hulu. Los usuarios también reportaron errores en las aplicaciones de aerolíneas como United o Delta, donde no podían acceder a sus billetes de vuelo. En los aeropuertos de Aena se bloquearon los sistemas de entrada y salida de sus aparcamientos.

Amazon Web Services, primer proveedor mundial de servicios digitales, tuvo una avería varias horas

En esta ocasión, asimismo, varios sistemas de pago digitales se vieron bloqueados varias horas, sin que los usuarios pudieran efectuar pagos ni cobros. Entre otros afectó en Estados Unidos a servicios bancarios como Venmo, que se utiliza para enviar dinero, PayPal o Chime. En el Reino Unido, la banca Lloyds informó de la paralización de algunos de sus servicios vinculados a AWS, al igual que Coinbase, una de las plataformas más importantes de compraventa de cripto­mo­nedas.

En España se paralizó temporalmente la plataforma de Redsys, que es la principal compañía que gestiona el sistema de procesamiento de pagos en los comercios (TPV). Ello impidió ayer hacer pagos con tarjeta o bizum a través de esta plataforma a los clientes de importantes entidades bancarias. La compañía, sin embargo, dijo que detectó y resolvió la incidencia en un breve plazo de tiempo y desvinculó dicha avería de los problemas que tuvieron las plataformas vinculadas con Amazon. En noviembre del 2023, la plataforma de pagos Redsys ya sufrió también una caída similar durante un sábado, que impidió durante parte de la mañana de ese día pagar con tarjeta hasta que se restableció.

El bloqueo ayer de algunos medios de pago electrónicos o digitales, aunque fuera por breve tiempo, supone una nueva e importante alerta. Al igual que sucedió con el gran apagón eléctrico registrado en España el pasado mes de abril, lo sucedido con la nube de Amazon ha vuelto a poner en valor la reciente recomendación del Banco Central Europeo (BCE) de disponer de algún dinero en efectivo en casa o en el bolsillo ante posibles riesgos geopolíticos o fallos informáticos.

Alerta por el riesgo que supone la excesiva dependencia de las grandes compañías de tecnología

Lo que asimismo es evidente es que la excesiva dependencia tecnológica de Amazon, Microsoft y Alphabet (Google), las grandes y contadas compañías que dominan la gran mayoría de los servicios digitales mundiales, es un riesgo para gobiernos, empresas e instituciones. En cualquier caso, los gobiernos y empresas deben asumir que habrá nuevos fallos en el futuro, porque son inevitables, y por tanto deben diseñar sistemas de protección y disponer de servicios alternativos, con rutas de red múltiples, centros de datos distribuidos en diversos países y modos de comunicación no dependientes de una sola infraestructura. Para ello es importante la cooperación internacional y la colaboración público-privada entre los estados y los gigantes tecnológicos. El objetivo debe ser reducir al mínimo las vulnerabilidades de la internet global, de la que, para bien o para mal, hoy en día dependemos todos.

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