Bluesky contra Donald Trump

El patio digital

El profesor Ignasi Gozalo es uno de los autores de El síntoma Trump. Qué hacer ante la ola reaccionaria (Contextos, 2019). Gozalo, doctor en Filosofía por la Universidad de Pensilvania, admitía ayer ante Gemma Nierga que el síntoma se convirtió en enfermedad y es ya una pandemia. Donald I, el rey de los excrementos, desdeña cualquier atisbo de oposición política y ciudadana con un vídeo generado por inteligencia artificial en el que aparece coronado, pilotando un avión de combate y lanzando excrementos sobre manifestantes. 

Video que generado por IA en el que aparece Donald Trump

Vídeo generado por IA en el que aparece Donald Trump 

Truth Social

Bajo el lema No Kings, la movilización en las calles de 2.700 ciudades estadounidenses este domingo fue notoria. Cinco millones de manifestantes están muy lejos de los 77 millones de votantes obtenidos por Trump en las elecciones que le devolvieron a la Casa Blanca, pero son lo suficientemente incómodos como para que el propio presidente se sumerja en montañas de basura.

Quizás en busca de un atisbo de institucionalidad, Trump aseguraba la pasada madrugada desde el Air Force One: “No soy un rey. Me dejo la piel trabajando por hacer grande nuestro país. Eso es todo”. No obstante, la deshumanización de la oposición no cesa: “Es un chiste. Miré a la gente, con sus carteles nuevos de trinca pagados por Soros y lunáticos de la izquierda radical. Lo estamos investigando. Fue una manifestación pequeña con gente completamente loca. No representan a la gente de nuestro país”.

El profesor Gozalo sostiene que el vídeo viral no casa con las lógicas de la democracia y mucho menos con el concepto de democracia liberal que hasta ahora abanderaban los Estados Unidos. Lo que se ha instalado, asegura, es el pánico institucional y la fragmentación social.

La Casa Blanca no quiere intermediarios para sus mensajes y ocupa todos los espacios. Las redes sociales son la manera más eficaz para que los mensajes irreverentes de Trump lleguen sin filtros hasta el último rincón y sigan alimentando el ambiente de crispación necesario para que la confrontación justifique cualquier medida por muy antidemocrática que parezca. La impunidad es total: Trump compartió hace unos días un vídeo racista creado con IA en el que se veía al líder demócrata del Congreso, Hakeem Jeffries, con sombrero mexicano y bigote tras discutir con él el cierre de la administración.

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En el 2021, el antiguo Twitter, bajo el mando de Jack Dorsey, suspendió la cuenta de Trump por el “riesgo de incitación a la violencia”. @realDonaldTrump era el canal preferido por el presidente para comunicar decisiones e insultar a sus contrincantes, pero los mensajes del presidente instigando el asalto al Capitolio llevaron al bloqueo definitivo de la cuenta hasta la llegada de Elon Musk a la compañía, que levantó el veto en noviembre del 2022.

Si no pueden seducir, Trump y los suyos se conforman con lanzar basura, aunque sea digital

Desde entonces, Trump usa su Truth Social y reproduce el contenido en X. Sus perfiles y los de la Casa Blanca han borrado la línea entre lo personal y lo profesional, se alimentan de memes y vídeos virales, y ahora se expanden a Bluesky. La red que acogió a quienes huían del algoritmo dirigido por Musk vieron hace unos días cómo aterrizaba la Casa Blanca -y tras ella todos los departamentos gubernamentales- con troleo incluido. “¿Qué tal, Bluesky? Pensamos que quizá te habías perdido algunos de nuestros mejores momentos, así que preparamos esto para ti. ¡No podemos esperar para pasar más tiempo de calidad juntos! Os queremos”. El mensaje iba acompañado de imágenes de Trump triunfante, incluidas algunas generadas con IA: Trump, de nuevo, con corona; vestido de Papa…

What's up, Bluesky? We thought you might've missed some of our greatest hits, so we put this together for you. Can't wait to spend more quality time together! ❤️🇺🇸

The White House (@whitehouse-47.bsky.social) 2025-10-17T21:21:24.404Z

Si Bluesky pretendía ser una red de desintoxicación trumpista, el aterrizaje del presidente ha sido triunfal: en tres días, la cuenta de la Casa Blanca ha sido bloqueada por más de 100.000 personas. Compite con la cuenta de J.D. Vance, que en junio pasado se convirtió en la más bloqueada. Ni más ni menos que 110.000 usuarios dijeron basta a sus delirios ultras, según datos de ClearSky. Si no pueden seducir, Trump y los suyos se conforman con lanzar basura, aunque sea digital.

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