En el pleno del Parlament, durante la sesión de control al Govern y al presidente de la Generalitat, se da una circunstancia singular que en el resto de actividad parlamentaria del hemiciclo no sucede. Los diputados intervienen desde su escaño en lugar de bajar al atril. Eso hace que los otros parlamentarios que se sientan detrás y alrededor del que interviene tengan que comportarse, pero no siempre sucede así. En alguna ocasión se han grabado prospecciones petrolíferas, esto es hurgarse la nariz de forma continuada y con insistencia, bostezos, alguna que otra cabezada... y en el pleno que acabó ayer una peineta.
Mientras intervenía el miércoles Lorena Roldán, del Partido Popular, con una pregunta sobre la crisis de la DGAIA a la consellera de Drets Socials i Inclusió, Mònica Martínez Bravo, se pudo ver a la parlamentaria de Vox María García Fuster, que se sienta dos filas por detrás de ella, hablando y dedicando a otro diputado una peineta. Y no lo hizo una sola vez sino dos. Podría ser de su grupo, ya que sonreía y el lenguaje corporal era amistoso.