El británico Martin Handford creó en 1987 el personaje de Wally para una serie de libros, que no eran de lectura sino de juego. Se trataba de encontrar a Wally, que vestía un suéter de rayas horizontales rojas y blancas y un gorro de lana a juego, entre miles de personajes que lo ocultaban en sus páginas. Pero si Handford triunfó con su idea de descubrir dónde estaba Wally al vender toneladas de sus libros en todo el planeta, el periodismo, la política y los tribunales llevan meses intentando saber dónde estuvo el presidente valenciano, Carlos Mazón, las horas críticas de la dana durante las cuales murieron 229 valencianos.
Ciertamente, no llevaba un pullover tan vistoso para reconocerlo, ni un gorro que le diera visibilidad. Y, además, se supone que lo acompañaban los escoltas y un móvil que permite la trazabilidad, pero de momento es un misterio saber donde estuvo entre las 18.45 y las 19.45 horas. Mazón ha asegurado que se fue de El Ventorro a la Generalitat, pero ni esta institución ha difundido imágenes –sí lo hizo de su llegada al Cecopi a las 20.28– ni ha aportado pruebas de que estuviera en su despacho.
Se desconoce donde estuvo Mazón durante una hora, el día de la dana, al salir de El Ventorro
ElDiario.es ha recogido en un documental titulado ¿Dónde estaba Mazón? toda la información disponible, incluido el relato de un escolta que conoce el dispositivo con que cuenta el presidente y que explica: “Los compañeros me dicen que este hombre, cuando terminan de comer ahí, se va a su casa. Se pegará una ducha, dormirá la mona o algo, ¿sabes? y ya los escoltas vuelven al Palau”.
La actuación de Mazón el día de la tragedia es inexplicable, empezando por su almuerzo de cuatro horas con una periodista, a la que se supone que le ofreció la dirección de la televisión autonómica y que rechazó la oferta, mientras a Mazón le iban llegando al móvil noticias de la tromba de agua.
Al año de la dana, el Gobierno ha organizado un funeral de estado, al que ha invitado a Mazón. Este ha resistido en el cargo atacando a Sánchez, que esto siempre gusta en el PP, pero Feijóo ha dado un paso atrás con el personaje aunque no le ha pedido la dimisión, después de que pactara los presupuestos con Vox. Pero Mazón anda escaso de futuro y enfila un difícil presente. Sus silencios empiezan a resultar atronadores.
