Listas

Llevo por dinámica una conducta disfuncional que me niego a abandonar, porque de alguna extraña manera me funciona. Hago listas a troche y moche de películas que tengo ganas de ver. Acumulo recopilaciones de este tipo por todas partes. Como borradores del correo electrónico, como garabatos en la agenda, como listas en las notas del móvil, como infinito inventario de capturas de pantalla, como colapso momentáneo en el Whats­App de varios amigos cinéfilos, e incluso como nuevos y rápidamente olvidados documentos de Excel o de Google Drive, con títulos como “Kino”, “Film night” o “Pel·lícules que tinc ganes de veure”.

historia amor sueca

Una escena de “Una historia sueca de amor” 

El desorden que campa en esta faceta de mi vida es transversal y muchas veces, en la emoción del momento, el trajín del día a día o el ritmo inmediato de una conversación, no apunto la referencia, de manera que rápidamente olvido quién me hizo la recomendación, donde leí un artículo sobre esta película o como he encadenado una secuencia de curiosidades que me han llevado hasta un título o cineasta concreto. Entonces el filme en cuestión se convierte en una sorpresa, un mensaje en una botella a la deriva que me he enviado yo misma, una cita a ciegas, un cineclub para confiados.

El filme se convierte en una sorpresa, un mensaje en una botella, una cita a ciegas

Eso mismo pasó hace unas noches. Decidí ver la película En kärlekshistoria (Una historia sueca de amor ), dirigida por Roy Andersson. Gracias, amigo hedonista, generoso desconocido de red social, periodista iluminado o creador de contenido cinematográfico minoritario que me la señalaste. Se trata de un filme sencillo como un calcetín, fresco como una brisita, donde dos adolescentes, Annika y Pär, se conocen y se enamoran. Y ya. Ni tienen tiempos de desenamorarse, ni de abandonarse, ni de embarazarse y destrozarse posibles perspectivas de futuro, ni de morirse el uno o el otro, ni de hacerse mayores y desilusionarse. Y si alguien es un poco más metódico que yo, le diré que al lado del nombre de la película se haga una pequeña nota donde ponga que se trata de una historia con una absoluta ausencia de castigo.

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Hablo de un escarmiento que tanto podría ir dirigido a los dos personajes protagonistas como a los espectadores. Y teniendo en cuenta que se trata de un filme estrenado en 1970, este hecho me tuvo un buen rato reflexionando sonoramente y celebrándolo en silencio.

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