Perforar la realidad

La campaña publicitaria lanzada por la empresa alemana Böcker, fabricante de la escalera utilizada en el robo del Louvre, con el eslogan “Silenciosa como un susurro”, muestra hasta qué punto se banaliza, se manipula y se apropia de un hecho –en este caso, delictivo– para captar la atención pública. La campaña se centra en exhibir la eficacia de su maquinaria, capaz de transportar “hasta 400 kilos de tesoros a 42 metros por minuto”. Böcker cree haber ideado una acción ingeniosa, pero en realidad lo que logra es incrementar el goce y el júbilo por el éxito del robo del patrimonio artístico francés. Se perfora la realidad, vaciándola de significado, hasta dar la impresión de estar ante una ficción y no ante un delito.

(FILES) French police officers stand next to a furniture elevator used by robbers to enter the Louvre Museum, on Quai Francois Mitterrand, in Paris on October 19, 2025. Police have arrested five new people, including a main suspect, over this month's daring jewellery theft from the Louvre museum, the Paris prosecutor said on October 30, 2025. (Photo by Dimitar DILKOFF / AFP)

  

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La exitosa campaña de Böcker, con más de 1,7 millones de visualizaciones, tiene la capacidad de subvertir la realidad hasta dejarla hueca de sentido, convirtiendo al ciudadano en espectador y transformando una tragedia nacional francesa en un burdo espectáculo. La devaluación de la realidad en favor de la ficción, fenómeno que desde hace tiempo se extiende también a la política, tiene como propósito convertir la acción política en un relato, ya sea para minimizar los hechos o para revestirlos de grandeza.

La exitosa campaña de Böcker tiene la capacidad de subvertir la realidad hasta dejarla hueca de sentido

Un ejemplo de cómo se intenta convertir un acto ilegal en una gesta política lo encontramos en las operaciones militares de EE.UU. Destinadas a destruir embarcaciones de supuestos narcotraficantes en el Pacífico, sin autorización del Congreso y vulnerando el Estado de derecho. La forma de presentar el éxito de esas operaciones –dirigidas supuestamente a erradicar la entrada de droga en el país– está pensada para el público y no para el ciudadano crítico, mostrando imágenes grabadas en directo de la destrucción de las lanchas y sus tripulantes como si se tratara de un videojuego.

De este modo, se perfora la realidad, no para acceder a la verdad, sino para manipularla hasta convertirla en propaganda. Sin apenas advertirlo, el ciudadano asiste a un juego trágico, como la guerra moderna que se desarrolla en Ucrania, donde las televisiones subrayan el poder destructor de los drones, exhibiendo los avances tecnológicos que permiten aumentar la capacidad de destrucción de estos artefactos y convirtiéndolos en los verdaderos protagonistas, mientras que las víctimas quedan relegadas al mero papel de figurantes.

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Perforar la realidad

Es una perforación de la realidad: una operación destinada a crear, en el vacío generado por el robo del Louvre, en la aniquilación de personas en el Pacífico o en la devastación causada por los drones, un vacío que exige una moral anestesiada.

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