Edificios sin vida

Resulta sorprendente que en una ciudad tan densa como Barcelona, que se enorgullece de su vitalidad comercial y de una arquitectura que es admirada en todo el mundo, el mayor edificio de la que es junto con el paseo de Gràcia la vía comercial por excelencia lleve cerrado a cal y canto desde agosto del año pasado y, lo que es más sorprendente todavía, que las expectativas de reapertura se sitúen ya bien entrado el año 2027. Es el caso de Can Jorba, en su última etapa El Corte Inglés de Portal de l’Àngel. La lentitud a la hora de tramitar las licencias ha condenado al ostracismo a esta finca de grandes dimensiones en pleno centro de Barcelona que cuenta con un proyecto para transformarse en un combinado de comercio y oficinas. Can Jorba no es el único ejemplo de edificios destacados de la capital catalana, públicos y privados, que por un motivo u otro permanecen largos años en la más absoluta clausura o con una mínima actividad. Y esto es algo que una ciudad tan necesitada de espacios no debería permitirse.

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