‘Animal’

Está siendo una de las series españolas del año, hasta el punto de que tendrá una segunda temporada. Animal, creada por Víctor García León, cuenta la aparentemente poco atractiva vida de un veterinario gallego rural caótico, pesimista, ácido y amigo de hablar sin tapujos. Su vida a la deriva le obliga a aceptar trabajo en una tienda de animales de cadena, dirigida por una sobrina, ejemplo de unos valores oportunistas y unas exigencias de rentabilidad en las antípodas del protagonista. 

Luis Zahera a 'Animal'

  

Cedida a ACN por Jaime Olmedo / ACN

Lo más chocante de la serie, protagonizada por el gran Luis Zahera, es su galleguismo militante. No solo los actores principales tienen nombres gallegos y hablan a menudo en este idioma, hay personajes, como una ganadera, que usan exclusivamente el gallego. Los acentos y la idiosincrasia rural y urbana de Galicia son parte de la gracia de esta ficción.

Lo más chocante de la serie, protagonizada por Luis Zahera, es su galleguismo militante

Animal, aparte de entretenida y divertida, es ejemplar para exhibir la complejidad cultural española. Polémica para los que no entienden la convivencia de dos lenguas y tienen siempre la palabra catetismo ante cualquier ejemplo de la pluralidad cultural y lingüística del Estado. La serie demuestra, con su éxito, que retratar uno de estos territorios que tantos desprecios y ataques reciben (sobre todo desde Madrid DF) no impide el éxito y que todos parecen dispuestos a escuchar acentos, palabras y realidades alejadas de las propias. La serie catalana Merlí ya fue una primera constatación, ayudando a que muchos espectadores aprendieran catalán para poder comprender su ficción favorita en ese momento.

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Pero, mientras reía y me enternecía a partes iguales con las aventuras de Antón, Uxía o Sabela, me preguntaba si la misma ficción sobre un veterinario a caballo entre Perafita y Vic, con mezcla de catalán y castellano y todas las variantes locales de personajes tozudos, huraños, chapuceros, entrañables y buena gente, parecidos a los que salen en Animal, tendría el mismo éxito y simpatía. Y quiero creer que sí. No en vano uno de los personajes, una nueva jefa desagradable y autoritaria, se empeña en llamar Antonio al veterinario, que le recuerda inútilmente que su nombre es Antón. Ese capítulo, a nosotros, se nos escribe solo.

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