Leo los acuerdos para terminar el conflicto entre Israel (2.000 muertos) y Hamas (70.000 muertos) y me cuesta entenderlos.
Trump ha profundizado en sus lazos con Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Qatar. Espera que Arabia normalice sus relaciones con Israel y se una a los acuerdos de Abraham para final de año. Quiere ir a visitar Gaza pronto, mientras sus socios preparan un plan para reconstruir la franja. Ve una auténtica transformación: ferrocarriles del Mediterráneo al golfo Pérsico; establecimiento de una nueva red regional de energía; saudíes pasando sus vacaciones en Tel Aviv…
Mientras tanto, guerra de Ucrania, descubrimiento de China como nuevo socio, problemas con Rusia, creación de Europa…
Estamos en una situación absolutamente excepcional. He repetido muchas veces que para situaciones excepcionales se requieren personas excepcionales. Trump es una persona excepcional, pero no acaba de gustarme. Pienso que esa persona excepcional que ando buscando tiene que tener unas virtudes humanas que le hagan sobresalir entre los demás. No sobresalir como sobresale Trump. No me gustan las personas excepcionales que se hacen una foto como la de Trump en la portada de Time del 10 de noviembre.
Me gustaría una persona generosa, alegre, audaz, dispuesta a sufrir por los demás, humilde, sincera, leal, trabajadora, sencilla, veraz, ambiciosa en lo justo, de la que se pueda uno fiar como amigo, constructora de paz, responsable.
La persona excepcional que ando buscando tiene que tener unas virtudes humanas que le hagan sobresalir entre los demás; no como sobresale Trump
Me gustaría una persona no mediocre, que se exigiese a sí misma y exigiese a los demás. Una persona cuyo objetivo no fuera vivir en una áurea mediocritas.
Nadie tiene en el mundo todas las cualidades que acabo de decir. Pero sí me gusta escribir cómo deberían ser esas personas excepcionales que me gustaría encontrar; una persona a la que yo invitaría a cenar con mi familia en mi casa.
Me voy a la educación de mis hijos. También he dicho muchas veces, en broma, que el día que me hagan ministro de Educación, día que no me llegará nunca, haré una reforma porque parece que es lo obligatorio en cuanto a una persona le dan este cargo. Me da la impresión de que las reformas no pretenden formar a los chicos como personas responsables, sino darles una serie de conocimientos en función de lo que al ministro correspondiente le parezca conveniente, muchas veces por razones políticas.
En cualquier caso, que no se acepte establecer un rasero bajo para que pasen más alumnos.
Situación excepcional. Hombres excepcionales. Situación excepcional a la que debemos acostumbrarnos porque estoy convencido de que esta situación excepcional va a ser la normal en los próximos muchísimos años.
Vuelvo a mi objetivo de la revolución civil. Los padres, los profesores tienen que darse cuenta de que su responsabilidad es difícil. Es difícil porque hay que exigir mucho a los chavales. Y para exigir mucho a los alumnos tengo que empezar exigiéndome mucho a mí mismo y eso, como todo, cuesta.
