“La pareja que todas necesitamos para sobrevivir a las ojeras”. Sin dudarlo abrí el correo electrónico que llevaba este encabezamiento, pensando que, de una vez por todas, habían dado con la solución para acabar con los estragos del mal de amores. Pero no, el ingenioso remitente en realidad quería vender unas cremas con las que acabar con las bolsas, manchas oscuras, rojeces e imperfecciones bajo los ojos.
Me interesa mucho el mundo de la cosmética y, a estas alturas, mucho menos los efectos nocivos en el organismo por el sufrimiento emocional. No digo que me lo tome a broma, sé que hay gente que adelgaza, engorda o sufre de urticaria cuando algún príncipe se convierte en sapo, pero ese tiempo ya pasó: las ventajas de ser una señora mayor.
Una realidad, la de la edad, que, sin embargo, sí es la causante de la pérdida de lozanía. Hay momentos brutales como el de estar tendida en la camilla de una cabina de tratamientos estéticos y que la bienintencionada profesional te alabe un rostro sin demasiadas arrugas, pero no deje de advertirte sobre la flacidez que presenta. Inmediatamente te recomienda una serie de tratamientos con garantía de disimular el paso del tiempo. Todos carísimos, por supuesto, y, además, sin garantía de que el resultado no se deba a tus propios genes.
El mundo de los cosméticos siempre me ha parecido muy lioso y hasta un poco tramposo
Yo prefiero mirar las fotos de mi madre con 90 años y pensar que, ya que no he heredado su bonhomía, al menos puedo aspirar a su buen cutis y eso que lo único que utilizó toda la vida para tratarse la piel fue la crema de la caja azul, mascarillas de pepino y un poquito de piedra pómez para las duricias. Por cierto. ¿qué se ha hecho de tan singular remedio?
El mundo de los cosméticos (y los hay muy eficaces, que conste) siempre me ha parecido, en general, muy lioso y hasta un poco tramposo. Con tanta oferta te pierdes y necesitas una hoja de instrucciones para saber si es mejor el agua micelar o las toallitas para desmaquillar o conviene usar limpiadora y tónico; te toma un tiempo averiguar si el sérum va antes o después de la hidratante y la diferencia con la nutritiva. Solo faltaba ya la introducción del colágeno, el retinol o el ácido hialurónico y los productos específicos para las manchas, contorno de ojos, de labios o escote como imprescindibles en la rutina diaria. Y eso solo en la cara, porque si te dedicas al cuerpo aún te pierdes más entre productos anticelulíticos, reafirmantes o de peeling corporal. Necesitas un armario ropero en el cuarto de baño para tanto envase. Me mareo, la verdad.
