Mario Draghi y Europa: el federalismo pragmático

INQUIETUDES Y ESPERANZAS

Mario Draghi dedicó su discurso de aceptación del premio Princesa de Asturias 2025 de Cooperación Internacional al futuro de Europa. A su juicio, las perspectivas para Europa nunca han sido tan difíciles como hoy. Habíamos construido nuestra prosperidad sobre la apertura y el multilateralismo, y hoy nos enfrentamos al proteccionismo y a las acciones unilaterales. Creíamos que la diplomacia podía ser la base de nuestra seguridad, pero hoy asistimos al retorno del poder militar como medio para afirmar los intereses propios. Habíamos prometido liderar la responsabilidad climática, pero hoy los demás se retiran y nos dejan soportar unos costes cada vez mayores. El mundo que nos rodea ha cambiado radicalmente, y Europa tiene dificultades para reaccionar. Su gobernanza no ha cambiado desde hace muchos años. Hoy la UE no está en condiciones de responder a los nuevos retos a los que nos enfrentamos.

Nuestros retos se han vuelto cada vez más complejos y requieren una acción conjunta de los estados miembros de la UE. Afectan a ámbitos como la defensa, la seguridad energética y las tecnologías avanzadas, que necesitan una escala continental e inversiones compartidas. Y en algunos de estos ámbitos, en particular la defensa y la política exterior, se necesita un mayor grado de legitimidad democrática. Hoy, nuestra confederación euro­pea simplemente no está en condiciones de responder a estas necesidades.

OVIEDO, 24/10/2025.- El economista y político Mario Draghi pronuncia un discurso tras recibir el Premio Princesa de Asturias de Cooperación Internacional durante la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias, este viernes en el Teatro Campoamor de Oviedo. EFE/ Chema Moya

Mario Draghi 

Chema Moya / EFE

El futuro de Europa debe ser un camino hacia el federalismo, su objetivo fundacional. No se trata de un sueño, sino de una necesidad. Sin embargo, por muy deseable que sea una verdadera federación, requeriría unas condiciones políticas que hoy no se dan. Y los retos a los que nos enfrentamos son demasiado urgentes como para esperar a que se den. Draghi piensa que el único camino posible es el de un nuevo federalismo pragmático, basado en determinados ámbitos clave, flexible y capaz de proyectarse y actuar al margen de los mecanismos más lentos del actual proceso de decisión de la UE.

Este nuevo federalismo se construiría a partir de “coaliciones de estados voluntarios” focalizadas en torno a ámbitos e intereses estratégicos comunes, reconociendo que las diferentes fuerzas de Europa no exigen que todos los países avancen al mismo ritmo. Es una propuesta que se enmarca en viejos debates sobre una Europa de “diferentes velocidades” y que tiene encaje en las “cooperaciones reforzadas” previstas en los tratados comunitarios.

Draghi defiende una Europa que se niegue a ser pisoteada, que actúe por orgullo de lo que aún puede lograr

Un federalismo pragmático permitiría a los que tienen mayores ambiciones actuar con la rapidez, la amplitud y la intensidad de otras potencias mundiales. Todos los estados miembros de la UE que desearan adherirse podrían hacerlo, mientras que los que tratan de bloquear el progreso ya no podrían frenar a los demás. En resumen, esto ofrecería una visión llena de confianza en Europa, una visión en la que los ciudadanos podrían creer. Una Europa en la que los jóvenes verían su futuro. Una Europa que se niegue a ser pisoteada, que actúe no por miedo al declive, sino por orgullo de lo que aún puede lograr.

Draghi concluyó su discurso de Asturias con estas palabras: “Esta es la visión que debemos promover si queremos que Europa se renueve”.

La última propuesta de Draghi es valiosa, pero choca con obstáculos importantes. Los estados pequeños de la UE son muy reacios a renunciar a su derecho de veto. Los estados más grandes se resisten a traspasar determinadas competencias clave, como la defensa. El proceso de modificación de los tratados y la adopción de importantes modificaciones en el proceso de toma de decisiones comunitario podrían requerir mucho tiempo. Draghi ya lo está experimentado en sus propias carnes.

Un año después de la presentación de su famoso informe sobre el futuro económico de Europa (septiembre del 2024), Mario Draghi tomó la palabra en Bruselas ante la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, criticó la “inercia” de un sistema basado en “burócratas” y abogó por una desregulación más rápida. Pidió acelerar el proceso de implementación de las propuestas de su informe, tras verificar que solo se había aplicado el 14% en un año.

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El informe Draghi define tres prioridades para Europa: recuperar el retraso en materia de innovación en tecnologías punteras, trazar un camino hacia la descarbonización que respalde el crecimiento y reforzar la seguridad económica. Si la UE ya se hubiera dotado de un federalismo pragmático, probablemente la implementación de aquellas prioridades estaría hoy mucho más avanzada.

Los gobiernos de los estados miembros que perciban lo que está en juego para su país no pueden permitirse la inacción. Las instituciones europeas están perdiendo su prestigio porque los europeos las perciben como impotentes. Son los gobiernos quienes tienen la legitimidad democrática necesaria para tomar iniciativas conjuntas con otros gobiernos y arrancar proyectos conjuntos sin esperar al resto. De las tres prioridades mencionadas, quizá la más accesible sea la primera, dada la fácil conexión entre la investigación, a escala plurinacional, y la innovación, seguida por la seguridad y la defensa. De los gobiernos es la responsabilidad, que no pueden eludir.

Treva i Pau, formado por Jordi Alberich, Eugeni Bregolat, Eugeni Gay, Jaume Lanaspa, Carlos Losada, Josep Lluís Oller, Alfredo Pastor, Xavier Pomés y Víctor Pou.

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