Pop franquismo

EL PATIO DIGITAL

En la era del blanqueo, donde se intenta enmascarar a bandas terroristas y se justifican crímenes atroces contra la población civil, en España estamos asistiendo a un intento de difuminar la cruel dictadura franquista. Cincuenta años después de la muerte del dictador, el ‘pop franquismo’ es la adaptación a nuestro país de lo que se conoce como ‘pop fascismo’. No hace falta enumerar las consecuencias de los regímenes totalitarios, pero sí es importante poner pie en pared ante estos intentos de blanqueamiento que con las redes sociales se están multiplicando.

El escudo de los Reyes Católicos esculpido en el complejo monumental del Valle de los Caídos, a 17 de noviembre de 2021, en San Lorenzo de El Escorial, Madrid (España). El complejo monumental del Valle de los Caídos volverá a su denominación original de Valle de Cuelgamuros, según se indica en una de las enmiendas pactadas por PSOE y Unidas Podemos en la Ley de Memoria Democrática y que también insta a reubicar los restos allí enterrados del fundador de la Falange Española, José Antonio Primo de Rivera. El complejo del Valle de los Caídos está formado por una abadía de la orden benedictina, una basílica y un conjunto monumental y está situado en el Valle de Cuelgamuros. Fue construido principalmente por mano de obra de presos políticos republicanos. La cruz, la más alta del mundo, mide 150 metros. El conjunto monumental fue mandado construir en 1940 por Francisco Franco para que en él fuesen enterrados el fundador de Falange, Primo de Rivera, y los caídos de la llamada ‘Gloriosa Cruzada’. Poco antes de su inauguración en 1959 también fueron enterrados ahí restos de soldados republicanos. Finalmente, en él fueron enterradas 33.487 personas, cuyos restos acabaron formando parte de la propia estructura del edificio. Esto convierte el complejo en la ‘mayor fosa común de España’, según estableció el CSIC en 2018. Cada 20 de noviembre, aniversario de la muerte de Franco, el Valle de los Caídos se convierte en lugar de peregrinación de simpatizantes del franquismo y del dictador.

El escudo de los Reyes Católicos esculpido en el complejo monumental del Valle de los Caídos 

Rafael Bastante - Europa Press

Cuando se cumplen 50 años del final de una dictadura que debería avergonzar a la sociedad (en Alemania sería inimaginable esta situación), surge un franquismo sociológico que intenta trasladar una visión idealizada del régimen. Ir al Valle de los Caídos a hacerse una 'selfie' y subirla a la red social está de moda, aunque muchos ni siquiera saben por qué y quién lo construyó.

Las redes sociales tienen, en efecto, buena parte de culpa de esta desmemoria histórica que traslada que la dictadura no fue una etapa oscura, sino un momento de progreso y de reconciliación. Tal cual. En X, Instagram y TikTok se pueden encontrar comentarios de este tipo que harían dar un respingo a nuestros mayores. 

Hay quien achaca la desinformación sobre el franquismo a la educación. La dictadura no se explica como se debería en las aulas y eso podría estar provocando, según los expertos, la moda del ‘pop franquismo’. En efecto, existe un punto ciego en el sistema educativo que no aborda cuestiones de trascendental importancia en este momento. Hay quien no sabe cómo se vivía con Franco y también hay quien no conoce qué hizo ETA o quién era Miguel Ángel Blanco. Es para reflexionar.

Un sondeo del CIS concluye que un 20% de los jóvenes considera que la dictadura en España fue buena o muy buena. Dicho en otras palabras, uno de cada cinco jóvenes responde que con Franco se vivía mejor que ahora. Resulta sorprendente comprobar cómo personas que nacieron en una democracia consolidada y que pueden disfrutar de una libertad envidiable admitan que no les importaría regresar a una época negra. Quizá no sepan qué pasó entonces o quizá es que nadie se lo ha explicado.

Detrás de esa nostalgia juvenil por el franquismo pueden influir factores económicos (es la vivienda, estúpido). Hay quien cree que hoy vive peor de lo que vivieron sus padres con su edad, lo cual directamente es una falacia, y por eso añora tiempos que alguien le ha contado que eran mejores. También pueden influir factores como la migración, el tema político de moda en la derecha. Pero para que esos factores aparezcan en la ecuación alguien tiene que confundirles.

Para hacer frente a este tipo de discursos involucionistas se puede recurrir a la prohibición. Pero aplicar la medida que ya puso en práctica la dictadura no es, ni mucho menos, la mejor receta. Lo que hace falta es seguir arrojando luz sobre los oscuros cuarenta años que duró el franquismo. Dice el clásico que los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla. Cincuenta años después es hora de ampliar los vatios para que esa luz llegue a los jóvenes que consumen desinformación.

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