Jueves 13 de noviembre, vestíbulo de la sala Gran del Teatre Nacional de Catalunya, 21 h, se ha estrenado La corona d’espines de Josep Maria de Sagarra. Habla el público.
... Al principio he tenido que concentrarme: vienes con el catalán de TV3 en la mente y tienes que situarte. Qué prodigio de lengua –dice una editora.
A veces parece que nos avergoncemos de nuestros clásicos. Y son motivo de orgullo –añade el presidente de una entidad cultural.
Nos deslumbra Shakespeare y no pensamos que aquí tenemos a Sagarra.
¡Qué bueno es Sagarra, qué bueno! –sigue la editora.
Teatro bien hecho, sin invenciones, buenos actores, bien dicho –afirma un crítico.
¿Ha llorado, consellera? Yo también, soy una tieta ... –confiesa un hombre hecho y derecho.
¿Ves como se puede subir el nivel del catalán y no pasa nada?
Qué lengua más viva, llena de expresiones.
Literatura, lengua, patrimonio.
El texto aguanta, del año treinta, y aguanta.
A mí me ha faltado un punto, un poco de traer el texto para acá, no llegar a hacer una versión, pero que no acabemos haciendo teatro de museo –analiza otro crítico.
Además es una obra feminista. Habla de la explotación de las mujeres.
Emoción colectiva en ‘La corona de espinas’ de Sagarra: literatura, lengua, patrimonio
Y poder hacerla en el Nacional, con ese pedazo de escenografía.
Yo la recordaba por aficionados.
Gonyalons está maravillosa, soberbia. Abel Folk, impecable.
Los actores jóvenes, no los tenía vistos, también muy bien. Todos muy bien.
El hereu se ha emocionado: ¿cómo lloraba con los aplausos?
Qué pena que tengan tan poco papel Manel Barceló y Rosa Vila.
Oriol Genís, genial, como siempre.
Todos están la mar de bien, no desentona nadie, y eso cuesta que pase.
¡Y la lengua, qué lengua! ( Esta frase se repite en diferentes corrillos con variaciones.)
Cómo dicen el verso, ¿eh?, que a veces ni parece que sea verso.
Ni un sonsonete.
Eso es cosa de la dirección, Albertí es quien sabe hacerlo.
Ese teatro que has oído en casa, que no lo has visto y te lo sabes.
Hoy teatro del bueno, ¿eh? –sentencia una profesora del IT.
Ha sido una lección de autoestima, una inyección de pan con tomate.
Esto nos va a durar días...
