Mi padre tenía el pelo blanco. Nos llevábamos cuarenta y seis años y no lo recuerdo de otra manera. Él presumía de ello. Decía que tenerlo blanco era una garantía de no perderlo y lo mantenía con colonias azuladas para evitar que se le amarilleara. Murió a los ochenta y cuatro años con una melena de un blanco nuclear que me ha dejado en herencia.
Tener el pelo blanco envejece de golpe, pero después todo son ventajas, porque la imagen queda fijada en una edad madura indefinida y pueden pasar décadas sin cambios aparentes, en una modalidad boomer de Dorian Gray a quien ceden el asiento en el transporte público.
Albert Batet es uno de los canosos más vistosos del Parlament de Catalunya
El flamante adjunto a la presidencia de Junts, el vallense Albert Batet (1979), es uno de los canosos más vistosos del Parlament. El exalcalde de Valls es un político joven pero experimentado, y une a la melena de blanco nuclear una visible barba blanca que, a las puertas de Navidad, hace prever memes de Batet vestido de Papá Noel. Tras el aval a la ley de Amnistía del abogado general del TJUE, Dean Spielmann, la formación de Puigdemont empieza a vislumbrar que el scalextric pedido en las ocho últimas cartas a los Reyes podría llegar este año y eso ha provocado cambios internos que han afectado a Batet.
Según el medio en el que leyeras la noticia, el cambio de portavoz a adjunto a la presidencia se describía con verbos positivos (Puigdemont promueve, nombra) o negativos (aparta, sustituye). Es lo que tienen las canas, que todo quisque las interpretan a su manera.
Lo comprobé hace poco, saliendo de Sant Sadurní d’Anoia un domingo por la tarde. Los Mossos hacían un control de alcoholemia que provocaba cola. Al principio me dio la impresión de que elegían a las víctimas al azar, pero pronto pude fijarme en que todos los conductores a quienes hacían soplar tenían una cierta edad, con aspecto de larga sobremesa. Cuando me tocó, los Mossos habían dejado pasar alegremente a tres conductores jóvenes delante de mí, pero en cuanto vislumbraron mi melena blanca me pararon para hacerme soplar. Por fortuna, hace años que sigo ciegamente el mensaje de aquella campaña sobre no conducir bebido de Stevie Wonder.
