A diferencia del sábado, onomástica de san Saturnino, este viernes llega ilusionante: el día del dichoso black friday, cuyos descuentos nos permiten adquirir productos que no necesitamos a desembolsar con pasta de la que no disponemos (o nos hará falta para afrontar las Navidades, época de percebes, ese amigo del hombre).
Yo me miro el black friday como el que ve pasar un tropel de atletas urbanos que trotan por una causa solidaria: mucho respeto y máxima distancia.
Tengo entendido que los jóvenes disfrutan mucho con esta festividad recreativa que permite pedir en Temu –una plataforma china en boga– regalos tan originales como el juego Toilet Golf por 6,88 euros, en cuya caja aparece un joven con barba que practica tan noble deporte en el lugar y la posición corporal que ustedes ya se pueden imaginar a poco que le echen mal gusto.
–Y si no te gusta, lo devuelves.
¡Eso! A llenar el planeta de mercantes con contenedores donde viajan de un continente a otro regalos como el Toilet Golf, quintaesencia del obsequio a infligir a su peor enemigo.
¡Compre aquellos objetos que no necesita con la pasta de la que no dispone!
Ya imagino que el black friday tiene sus ventajas a pesar de que el Thanksgiving , el día previo, no termina de cuajar en nuestro país, para fortuna de los pavos. ¿Permite el black friday ahorrar de cara al intercambio navideño de regalos –no confundir con los canjes de prisioneros en Ucrania–? Es posible siempre y cuando los cazadores de gangas no se dejan arrastrar por el efecto mágico del precio anterior tachado.
Las administraciones van a aumentar las inspecciones sobre el black friday, hecho que agrava la desconfianza entre quienes aún creemos que no hay duros a cuatro pesetas. ¡No quiero ni imaginar que el Golf Player cueste esta semana con su descuento lo que costaba hace un mes sin él!
–Y si no te gusta, lo devuelves.
La frase se las trae y se lleva mucho entre las nuevas generaciones, que le han perdido el respeto a esto de comprar, como aquellas personas que entraban en una tienda y se lo probaban todo a sabiendas de que no iban a llevarse nada. No tenemos arreglo.
