Escribe Javier Cercas en Anatomía de un instante que “en democracia la política es un teatro y nadie puede actuar en un teatro sin fingir”. En cada sesión de control al Gobierno en el Congreso, el espectador sufre por el clima de tensión que se crea en el fuego cruzado entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. El presidente tira de ironía, el jefe de la oposición, de sarcasmo. Pero hay momentos en que su intercambio de palabras sume en la incomodidad a quienes lo siguen en directo. Y aunque, como defiende Cercas, en estos enfrentamientos verbales seguro que hay una parte de actuación, porque la política es teatro, a veces el ruido amenaza con tragedia.
Porque tragedia es que los dos principales partidos de la Cámara no se puedan poner de acuerdo en nada. Sus líderes no se soportan, pero su manera de entender el mundo no puede estar más alejada. Como si unos fueran de Venus y los otros de Marte. Y así es difícil construir nada.
Cercas advierte en ‘Anatomía de un instante’ que la política es teatro y todos fingen
Y es una pena, porque ayer amaneció sosegado y el nombramiento de Teresa Peramato como fiscal general, con una biografía intachable, fue recibido por la oposición con respeto, que ya es mucho. No hubo salidas de tono, como si Feijóo hubiera dado la orden de contenerse. Solo se salió del guion su portavoz, Miguel Tellado, que vino a decir que de los nombramientos de Pedro Sánchez no puede venir nada bueno. Como si para hacer oposición uno debiera ser tan desagradable como la niña de El exorcista. La unanimidad fue total en el Consejo del Poder Judicial, enmendándole la plana a Tellado.
El cara a cara entre Sánchez y Feijóo fue insoportablemente bronco. El líder popular avisó al presidente socialista: “Usted es cada vez más peligroso para la democracia” y este respondió: “La izquierda no pide permiso ni perdón para gobernar”. A partir de ahí todo fue a peor hasta que Feijóo se quedó en blanco con una andanada que le había preparado su partido. Fue al anunciar que pronto se rodará una serie sobre el mandato de Sánchez, pero, cuando iba a decir el título se le fue el santo al cielo y rebuscó entre sus papeles hasta que se le agotó el tiempo. En el argumentario habían sugerido Anatomía de un farsante, dando la razón a Cercas sobre que la política es puro teatro.
