Doble aviso del BCE sobre la IA

Doble aviso del BCE sobre la IA
News Correspondent

Doble aviso del Banco Central Europeo (BCE) sobre la inteligencia artificial (IA). Por una parte advierte del peligro de una hipotética y severa corrección bursátil de las acciones de las compañías tecnológicas, que podrían estar excesivamente sobrevaloradas. Pero, paralelamente, el mismo BCE reclama que la Unión Europea active sus inversiones en IA para no quedar descolgada de Estados Unidos y de China. Parece claro, pues, que la IA puede derivar en la mayor transformación tecnológica de la huma­nidad, ya que abre un proceso de intenso crecimiento económico. Sin embargo, también es evidente que las compañías norteamericanas que han invertido miles de millones de dólares en el desarrollo de esta tecnología corren el riesgo de no obtener el retorno económico esperado. Esta es la gran incógnita.

La realidad es que los inversores están divididos entre los que temen el estallido de una eventual burbuja tecnológica frente a los que confían en el enorme potencial de la inteligencia artificial para multiplicar los beneficios de las empresas y del conjunto de la sociedad. De momento, los optimistas pesan más que los pesimistas, como demuestra el aguante de la bolsa de Wall Street en máximos, aunque se hayan producido algunos grandes sustos, como la volatilidad de Nvidia, el gran fabricante de superchips claves para la inteligencia artificial.

La tesis del BCE es que el entusiasmo alrededor de la IA conduce, probablemente, a valoraciones excesivas de las acciones de las tecnológicas norteamericanas. Y advierte del riesgo de que se produzcan grandes correcciones de las bolsas de valores. En el mismo sentido se había expresado el Banco de Inglaterra.

La autoridad monetaria advierte sobre el riesgo de una severa corrección bursátil

El vicepresidente del BCE, el exministro de Economía español Luis de Guindos, ha dicho al respecto que los mercados anticipan un escenario muy favorable como consecuencia de la implantación de la IA. “Pero –señala– la tarea de un banco central es identificar las eventuales debilidades del sistema si ese escenario no se confirma o si en el camino hay algún accidente”.

Cabe decir que el mensaje de Guindos pretende ser tranquilizador porque asegura que la situación actual no es comparable con la que se produjo en los años 1999-2000 con el estallido de la burbuja de internet. Entonces numerosas startups tecnológicas y sitios web alcanzaron capitalizaciones bursátiles astronómicas, en muchos casos, sin beneficios reales ni modelos económicos viables.

Actualmente, las inversiones en el sector tecnológico vinculadas a la IA son mucho más colosales y, al igual que en otras ocasiones, parecen desmesuradas frente a los beneficios obtenidos hasta ahora. Pero, a diferencia de entonces, el valor de mercado está mucho más concentrado en unas pocas empresas que han demostrado mucha solvencia en los últimos años. Los siete magníficos –Alphabet (Google), Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Nvidia y Tesla– representan ya en conjunto un tercio de la valoración total del índice S&P500 de Wall Street. Ello, paralelamente, conlleva una arriesgada dependencia del mercado bursátil con respecto de estos gigantes tecnológicos.

La presidenta Lagarde señala que, en cualquier caso, Europa no debe perder el tren tecnológico

Sundar Pichai, el director ejecutivo de Alphabet, coincide en que la IA es la tecnología más profunda en la que la humanidad ha trabajado jamás y que, por tanto, cuenta con potencial para obtener beneficios extraordinarios. En unas recientes declaraciones a la BBC reconoce, sin embargo, que aproximadamente cada década se producen puntos de inflexión, como sucedió con la computadora personal y luego con internet, la tecnología móvil y la nube. “Ahora
–afirma– estamos claramente en la era de la inteligencia artificial”. Y añade que hay dos formas de ver esta etapa: la posibilidad de un progreso enorme para personas y empresas y, asimismo, que la industria se exceda colectivamente en sus inversiones. Por eso concluye que, en un momento como el actual, hay tanta racionalidad como irracionalidad. De ahí que el BCE haga una llamada a la prudencia de los inversores.

En ese escenario tan incierto, al margen de si las acciones de las tecnológicas de EE.UU. Están sobrevaloradas o no, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha declarado que en cualquier caso la UE no debe perder el tren de la IA. “Si eso pasara, se pondría en peligro el futuro de Europa”, ha advertido. Por ello pide a los gobiernos europeos que eliminen todos los obstáculos que impiden avanzar en esta transformación. No se trata, en su opinión, de construir aquí los modelos de IA más desarrollados e innovadores, sino de desplegar la IA por todas partes para lograr importantes avances en la productividad y dar un impulso al crecimiento económico. La receta ante la IA, por tanto, parece que pasa por combinar adecuadamente la ambición con la prudencia.

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