Cabeza de toro 2027

Cabeza de toro 2027
Staff Writer

Si no saben qué regalar a su cuñado nostálgico las próximas Navidades, les propongo este regalo, que, al principio, le causará sorpresa, quizá incluso enfado, pero al pasar de los meses, seguro que sabrá disfrutar de su utilidad. Será como ese jersey que te regalan en Reyes, no te gusta, pero una fría mañana de febrero que no vas a salir de casa vas y te lo pones, y resulta que te calienta y pasa a ser uno de esos jerséis horrendos de estar por casa, indultados de por vida.

El regalo propuesto para nuestro cuñado favorito consiste en una cabeza de toro presta para insertarse en su testa. La cabeza del toro también ha de estar hueca, ya que su función es la de ser utilizada como gorro, sombrero o abalorio identitario. El cuñado, no haría falta decirlo, ha de ser de extrema derecha española.

Un hombre con una cabeza de toro

Un hombre con una cabeza de toro

Grafissimo / Istockphoto

Tras las próximas elecciones, ¿cómo verían un asalto al Congreso en versión cañí?

Esto de comentar la política sin ser experto sigue siendo jugar a Capitán Posteriori, así por una vez haremos de Sargento A Priori. Les explico el plan para que, mientras el cuñado en cuestión esté desenvolviendo las astas del papel de Navidad, puedan aventurar el futuro y la oportunidad del regalo. Según la resiliencia sanchista, se convocarán elecciones generales para el 2027. Es bastante probable que, dada la polarización del país, el resultado de las elecciones sea que las derechas ganen pero no sumen. O sea, un resultado muy parecido al actual. Llegado el caso, ¿creen que la derecha –extenuada, desgañitada, apocalíptica, harta de no mandar, desposeída del poder otorgado por designio quién sabe si divino– va a aceptarlo? ¿Creen que no habrá rumores de pucherazo como ya insinuó Díaz Ayuso/MAR? ¿Que se aceptará que los enemigos de España vuelvan a permitir a Sánchez seguir destruyendo España? La misma Ayuso, que ya se sintió amenazada de muerte por su mal euskera, avisa que ETA vuelve a gobernar Navarra y Euskadi.

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Ante tamaña amenaza, nada será gratuito desde la oficina del cardenal Richelieu. Por lo que –aquí el vaticinio–, necesitando operaciones más efectistas, ¿qué tal un asalto al Capitolio en versión cañí? ¿Cómo verían un asalto al Congreso, renunciando al sombrero de búfalo –animal poco simbólico patrio– por una cabeza de toro negro y noble? El Minotauro seguiría perdido en el laberinto, pero inmolándose bajo las ruinas de lo que quede de este edificio construido sobre la tumba de un dictador.

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