Uno de los poemas más citados de Salvador Espriu es Assaig de càntic en el temple (1954), cuando el poeta afirma estar cansado de esta tierra y sueña con huir “hacia el norte, / donde dicen que la gente es limpia / y noble, culta, rica, libre, / despierta y feliz”. La fascinación de los catalanes del siglo XX por los países nórdicos solo tiene parangón con la que suscitaba Israel, fuente de inspiración espriuana y también planiana, tal como puede comprobarse leyendo el reportaje Israel en 1957 de Josep Pla, sobre el entonces incipiente Estado sionista, que ahora reedita Destino con un buen prólogo de Andreu Barnils.
Los cruentos episodios bélicos de Oriente Próximo han hecho decaer la admiración de los catalanes por Israel hasta límites inimaginables, pero los países nórdicos aún gozan de buena prensa. Finlandia aparece en ámbitos educativos; Noruega destaca en economía y bienestar; Islandia, por la gobernanza vecinal, y Suecia fue el modelo político de la socialdemocracia hasta que, en el 2022, las derechas asaltaron el poder con el apoyo externo de la ultraderecha, un signo de los tiempos.
Dentro de tres semanas Dinamarca elimina los sellos y desmonta los buzones
Dinamarca, por su parte, sigue siendo un referente mundial en el ámbito de la digitalización. Tanto que dentro de tres semanas privatizará el servicio de Correos en favor de una empresa de mensajería, abolirá los sellos y desmontará los buzones públicos. El 30 de diciembre del 2025 será el último día con sellos y matasellos. Igual que nosotros ya no podemos enviar telegramas, la culta, rica, libre, despierta y etcétera sociedad danesa ya no podrá franquear cartas.
No sé qué pensaría Espriu, a quien Correos dedicó un sello tras su muerte en 1985. El de Espriu se emitió el 16 de julio de 1986 y muestra, en un monocromo rojizo, un retrato del poeta de perfil con las torres de la Sagrada Família (las de entonces) reflejadas en los cristales de las gafas. El valor facial era de 11 pesetas (0,0066 euros) y se imprimieron tres millones y medio de ejemplares. Si alguien tiene conocidos en Dinamarca, podría aprovechar estas fiestas para enviarles una postal navideña antes de que desaparezcan las postales y los correos postales. Pronto la de cartero será una profesión del pasado.
