Se suele argumentar que las razones que provocan que los ciudadanos modifiquen su voto, se abstengan o voten en blanco tienen que ver casi siempre con la economía, con lo material. Los diagnósticos centrados en desentrañar por qué un ciudadano cambia su voto o deja de votar no suelen prestar atención al hecho de que este cambio se produce cuando se toma conciencia de que los partidos políticos ya no sirven al bien común porque no actúan.
Dicho de otro modo, no es la situación económica española –que es buena– la principal razón de rechazo a la política, sino la constatación de que la política española lleva años atrapada en un estancamiento que provoca que no avance nada. El progreso es nulo; la crispación política se ha convertido en rutina y existe una sensación extendida de que se estanca con promesas vacías y repetitivas que no se cumplirán. Así pues, se puede afirmar que es el estancamiento político, y no el bloqueo, lo que define la política española actual.
Hace años que se percibe en la inacción política la desmotivación de muchos dirigentes
Se habla de una legislatura bloqueada, de la imposibilidad de actuar, de impedir que se puedan desplegar las políticas. Desde hace años, lo que ocurre es que se percibe en la inacción política la desmotivación de muchos dirigentes, incapaces de seguir entendiendo la política como herramienta de transformación de la realidad. Se debe combatir el estancamiento político para evitar que propuestas políticas como las de Vox o Aliança Catalana sean percibidas como un antídoto frente a esa parálisis.
Cuando Aliança Catalana seduce a votantes que hasta ahora apoyaban a Junts, PSC o ERC no lo hace apelando a movilizarse para acabar con el bloqueo institucional, sino para salir de la atonía, el tedio y la pereza política. Al señalar a la inmigración como un problema y mostrar sin complejos su islamofobia, estos partidos se presentan como quienes recuperan la política como vehículo para cambiar la realidad, aunque muchos ciudadanos sepan que sus propuestas implican dividir a la sociedad. Aliança Catalana, al mostrarse como un partido que sabe hacia dónde avanzar, señalando a los “enemigos de la nación”, se convierte en una alternativa frente a partidos que ya no parecen tener motivos para actuar.
Sirva como ejemplo la dinámica entre Pedro Sánchez y Junts: mientras Sánchez apela a Junts para que vuelva a comprometerse con la estabilidad del Gobierno, la respuesta de Junts es no fiarse de sus promesas; se interpreta como una reafirmación del bloqueo político, pero lo que realmente vemos es otro episodio de estancamiento. Los ciudadanos no buscan “desbloqueo parlamentario”, sino constatar y verificar que la política cambia la realidad.
