Postal absurda de Praga

Lo admito: he cometido un error. Mi visita ha agravado la saturación turística de una importante ciudad europea. Parece que todo el mundo que conozco ya ha estado allí, y yo era el último en llegar. La Fira de Santa Llúcia no fue suficiente para mí, así que opté por explorar los mercados navideños de Praga. Si bien presencié aspectos encantadores, también me encontré con situaciones ridículas. Me enfocaré en estas últimas; la idílica estampa la dejaremos para otra ocasión.

undefined

   

Martin Divisek / Efe / EPA

En la Biblioteca Municipal de Praga se exhibe una obra de arte llamada Idiom­, del creador eslovaco Matej Krén, la cual simula una torre de libros sin fin. Creada con ocho mil tomos, genera una ilusión visual de perpetuidad. Es una escena muy propicia para Instagram. He leído que se ha difundido enormemente. Las personas formaban fila en la vía pública para contemplar la estructura de libros por más de sesenta minutos a temperaturas de uno o dos grados (por encima de cero, claro). Desde la entrada se percibía la obra. Me elevé sobre las puntas de mis pies y me resigné a observarla a distancia. Una hora de espera con esas temperaturas no resultaba muy atractiva, francamente. Sería preferible tomar una buena lectura y resguardarse en un establecimiento de estilo modernista. Me cuestioné si esos visitantes ávidos por admirar la torre de libros en la urbe de Kafka, luciendo playeras con la imagen de Kafka bajo sus chaquetas, demostraban igual fervor al acceder a las bibliotecas de sus naciones. La realidad es que, en la fila, nadie se dedicaba a leer para hacer más llevadera la espera.

En el Puente de Carlos, una arpista cautiva a los transeúntes; el letrero indica: “Paypal tips”

Atravieso el Puente de Carlos y una arpista ameniza a los presentes. El letrero indica: “ Paypal tips”. Un poco más adelante, un mendigo solicita limosna en actitud de súplica. Postrado en el suelo, la aspereza de los adoquines no le ofrece consuelo. Oculta su rostro entre sus brazos extendidos al frente. Un muchacho le entrega su teléfono a su compañero para que le capture una imagen. El otro le contesta con un ademán de “¿en serio?”, pero finalmente le toma la fotografía justo en el instante en que el joven salta sobre el desamparado que yace en el suelo.

Lee también

Cosiendo túnicas a toda máquina

Gemma Sardà
Postal absurda de Praga

Una empleada de un establecimiento que había salido a fumar increpa al energúmeno. Aunque no comprendo el idioma checo, la furia que la joven expresa en cada palabra hace que su mensaje sea perfectamente claro. ¿Qué cruza por la mente de alguien que se complace en humillar a un individuo vulnerable? Y, lo que es más importante, que quede constancia, que no falte la imagen para compartirla en las redes. El término kafkiano en esta situación resultaría sumamente insuficiente. El espíritu de la Navidad ni lo ha rozado.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...