Empecemos con una generalidad que creo difícil de rebatir: el debate y el contraste de criterios, con argumentos racionales, resulta fundamental para que una sociedad avance o para que la gente se forme una opinión adecuada sobre los temas. Si están de acuerdo, sigan leyendo.
Voy a poner dos ejemplos del mundo cultural, temas mal llevados, pero que, reconducidos, podrían aportar luz sobre cuestiones importantes.
Santiago Muñoz Machado y Luis García Montero
Uno es la pelea entre Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, y el director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado. Muchos nos la muestran como un enfrentamiento de egos, una lucha personalista por el poder en ambas instituciones –próximo el relevo en las dos– y lo que llega a la opinión pública son las lindezas que se sueltan, dando la mala imagen de dos importantes instituciones a la greña, encima las dedicadas a gestionar lo que es nuestro petróleo en el mundo: la lengua castellana.
Dos temas mal llevados del mundo cultural podrían aportar luz sobre cuestiones importantes
Algo de eso hay también, pero, bien planteado, es muy pertinente el debate sobre si la RAE debe centrarse en dar un salto en sus actividades intelectuales y aumentar su influencia en la sociedad y el mundo literario y cultural, o si es necesario que, con mentalidad de empresa, se focalice en obtener mayores recursos. Los observadores externos diríamos: ¿y por qué no hacen las dos cosas, como la Academia Sueca?
Otra pugna que se nos aparece equívocamente como una batalla de gallos son las pullas que se lanzan el director del MNAC, Pepe Serra, y Manuel Borja-Villel, que esconden un profundo debate que debería salir a la luz e implicar a muchos más actores. Sostiene el asesor de la Conselleria de Cultura que el modelo de crecimiento de los museos (cada vez más metros, y más presupuesto, que encima se lo comen los gastos ordinarios en vez de los destinados a lo creativo) no es nada sostenible e hipoteca el presupuesto público. ¿Podríamos debatir sobre esto, y no solo de si hubo unos días en que el aire acondicionado de la exposición donde se planteaban este y otros muchos temas no funcionaba bien?
En los ambientes de la literatura y el arte hay suficiente masa crítica para reconducir estas polémicas al fondo de las cuestiones. A veces imagino incluso que una ola de racionalidad llega también al lodazal político-propagandístico en que estamos sumergidos y que, ante la evidencia de que todos los partidos que ostentan el poder en España acaban sufriendo episodios de corrupción, se analizan las causas y se implementan medidas consensuadas para evitarlo. Imaginen un mundo donde el principal argumento no fuera el “¡y tú más!”
