Hay momentos en que escribir se asemeja a llorar, y no por alegría: un conjunto de residentes bloquea que una iglesia en Badalona ofrezca refugio temporal a un pequeño grupo de inmigrantes. Tanto unos como otros son personas de escasos recursos. Como relato navideño, la situación no carece de interés.
Y afortunadamente, estos días están repletos de nobles intenciones: encontrar un amor intermitente, gozar de bienestar sin esfuerzo, vivir de las ganancias de la lotería y fantasear sobre la sensación de una menor inflación (en cuanto a otras caídas, es mejor no mencionarlas). Si lo ocurrido en Badalona transcurre durante el sofocante mes de agosto...
¿De qué manera hemos arribado a esta situación? Eso es lo que me gustaría comprender, ya que la audiencia aguarda que ofrezca soluciones y no enigmas. Mi primer impulso ha sido culpar a las redes sociales, pues estos sucesos no ocurrían previamente, y menos aún en las fechas previas a la Navidad; sin embargo, he tenido la desafortunada coincidencia de repasar hoy mismo un escrito de Miguel Delibes en el que menciona: “El español siempre ha jugado a polarizarse en los extremos. (...) En España, país muy poco leído, no se rechazan las ideas –que se desconocen– sino las personas; no hay juicios, sino prejuicios”. Dicho texto fue publicado en 1967.
Y Vox subiendo. Ande, ande, ande la marimorena...
Navidad: vecinos del pueblo evitan que una congregación ofrezca refugio a migrantes
A pesar de todo, mantengo la convicción de que las redes sociales nos están perjudicando. El planeta entero ha adoptado un carácter español, tal como lo describe Delibes, llegando a un punto donde la clemencia es inexistente tanto en las entradas de las discotecas como en las celebraciones navideñas, momento en que hasta el más avaro contribuye a la reunión con una botella de cava (eso sí, proveniente de una bodega artesanal con un coste considerable).
¿Condeno a quienes evitan que personas sin hogar tengan un lugar donde dormir, en lugar de estar en la calle? Sí, sin duda alguna, pero también podría llegar a comprenderlos, ya que tal vez no sean tan egoístas como aparentan. Y lo confieso: me resultaría difícil abrir las puertas de mi hogar a alguno de estos inmigrantes.
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Vox continuará ganando adeptos, simpatizantes y sufragios en 2026. Lo hará a través de las elecciones, estimados ciudadanos y ciudadanas, así como por el análisis de los especialistas. El PSOE de Pedro Sánchez parece estar prosperando, mientras que al PP se le complica la situación. Si realmente aprecian a la ciudadanía, aquellos con la capacidad de influir: inicien conversaciones, hagan concesiones, lleguen a acuerdos y actúen.
