Celebramos un alto el fuego oficial en Gaza que brindará la vida a quienes solo aspiran a que nadie les mate. No logro entender a quien se regocija y alardea de haber detenido el exterminio horas antes de irse, después de haber proporcionado la munición que ha acabado con 47.000 inocentes. Me hiere su burda interpretación de estar comprometido con la defensa de Israel a la vez que se clama piedad ante la aniquilación. Me mata la hipocresía de quienes lloramos la erradicación de judíos por los nazis, al compás de la permisividad con que ellos destruyen escuelas y hospitales, impiden la ayuda humanitaria y decoran Gaza como si de Dresde se tratase. Se supone que la piedad es la piedad ante quien sufre. Eso hace grandes a algunas oenegés. No es misericordia la que solo me reconforta. Eso es fariseísmo. Por favor, un poco de cordura y compasión.
Enrique López de Turíso
Vitoria