Ya empieza, ante el cónclave, a hablarse del cardenal Francisco Javier Bustillo como papable. No soy yo el primero. Francisco nombró cardenal a este navarro, mientras se lo negaba al patriarca de Venecia y al arzobispo de Milán, dos habituales canteras de papas. Cinco nada menos en el siglo XX. La modesta diócesis francesa de Ajaccio por encima de sedes tan importantes. Tuve ocasión de coincidir con turistas de Córcega y parece que allí están encantados con Bustillo. Es joven, intelectual, dinámico, políglota y con don de gentes. ¿Lo veía Bergoglio como delfín? Atención, no sería tan descabellado.
Alberto Sanchis Silvestre
Barcelona
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