Existe una evidencia de que la democracia, el menos malo de los sistemas de administrar el poder, está en crisis. Observando el panorama nacional, los jóvenes no creen en ella, no les da soluciones a sus necesidades, y nuestros políticos nos lo demuestran día a día. Todo es la dialéctica del “y tú más”, convertido en polarización e inacción.
También es una evidencia que la globalización ha sido un mal negocio para Europa y España: se ha destruido el tejido industrial, que tantos siglos nos costó construir, la clase media está desapareciendo y los ricos son más ricos y los pobres son más pobres y, lo que es peor, se ha perdido el conocimiento en casi todos los oficios.
En democracia y en cualquier escenario la única herramienta que tenemos es votar cada cuatro años, aunque sabemos que muchas veces nos lleva al mismo sitio. La experiencia nos dice que la única forma de avanzar es realizando propuestas y abriendo nuevos escenarios, por eso una alternativa sería el voto en blanco, pero que este voto en blanco se convirtiera en un escaño vacío en el Congreso.
Seguro que surgirían otros inconvenientes que habría que matizar, pero los políticos y la sociedad nos daríamos cuenta del gran descontento que existe. Sería la manera de constatar un hecho y le daríamos una alternativa a la democracia.
José Manuel Abel Bernet
Suscriptor Barcelona