Si ellos fallan
Cuidar a una persona dependiente es una responsabilidad que a menudo se vive en silencio y sin descanso. Miles de familiares, en su mayoría mujeres, dedican horas a la atención de padres, hijos o parejas con discapacidad o enfermedad crónica, renunciando con frecuencia a su vida laboral y social. Esta tarea, casi siempre no remunerada y poco reconocida, se traduce en fatiga física, estrés emocional y un alto riesgo de ansiedad o depresión.
La poca garantía que proporciona la ley de Dependencia, la lentitud de las ayudas y la falta de recursos públicos complican la situación hasta límites inasumibles. Los cuidadores necesitan apoyo real. Sostienen, con su esfuerzo invisible, una parte esencial de nuestro sistema de bienestar. Si ellos fallan, fallamos todos.
Júlia Badia Estopà
Barcelona