Silencio de aislados

Subo al tren y todo está en silencio. No es el silencio de la calma, ni el que acompaña una buena lectura, sino el de las pantallas. Todas las personas viajan absortas en sus móviles, con la mirada fija, los auriculares puestos y los dedos deslizándose sin pausa. A veces me pregunto cómo era antes. ¿De qué se hablaba cuando no había móviles? ¿Qué hacía la gente durante esos trayectos cotidianos? Pienso en los libros abiertos, en los periódicos extendidos sobre las rodillas, en las conversaciones espontáneas entre personas desconocidas, en las miradas que se cruzaban...

El silencio está bien, sí, pero este es un silencio diferente. Un silencio que no nace del descanso, sino del aislamiento. Cada persona viaja en su propio mundo, conectada con todo, menos con quien tiene sentado al lado.

Núria Corbella Ansede

Barcelona

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