* La autora forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
Gracias al apoyo del pueblo, hemos logrado que las tres monjas clarisas del monasterio de Pedralbes, entre ellas, nuestra querida Sor Isaura, no se marchen de manera silenciosa, como si fueran un simple objeto trasladado al monasterio de Viloví d'Onyar.
Hace unos días, el colectivo de personas que hemos luchado por que las clarisas se queden en Barcelona, dirigimos una carta a la presidenta de la Federación de Hermanas Clarisas de Catalunya, Castellón y Menorca, Sor Clara, quien lamentablemente no nos respondió. Queríamos saber por qué nuestras hermanas dejaban Pedralbes y por qué no podíamos conseguir que se quedaran, en compañía de más monjas que pudieran llegar desde otros puntos de España o Italia, donde hay muchas más clarisas.
Sin embargo, la Federación de Hermanas Clarisas de Catalunya, Castellón y Menorca ha emitido un comunicado en el que, por primera vez, explica de manera transparente los motivos de su decisión de dejar sin clarisas el monasterio de Pedralbes.
Lo cierto es que, sea como sea, desgraciadamente las clarisas de Pedralbes se marchan para siempre tras 699 años de historia en este recinto, su monasterio. Y lo hacen, según la Federación, con tres actitudes clave: “viviendo el momento con responsabilidad”, “asumiéndolo” y “aceptándolo”.
Pero, en el comunicado se menciona que la razón principal de esta situación es que “en los últimos 30 años ninguna joven ha considerado esta opción como posible para su vida”. Además, se añade que “esperamos que este evento sirva para que las familias abran esta posibilidad a sus hijas o hijos, para orar y trabajar por el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo y para vivir su vida familiar en cristianismo, con el fin de volver a llenar de vida y juventud nuestras iglesias”.
“Gracias al apoyo del pueblo, hemos logrado que las tres clarisas de Pedralbes no se marchen de manera silenciosa, como si fueran un simple objeto trasladado”
Isaura Marcos, con su cámara, en el monasterio de Pedralbes.
Puedo entender esta reflexión bajo la idea de que “la culpa compartida pesa menos”, pero, ¿se ha consultado realmente a la sociedad sobre esta percepción? ¿Es esta la lección que debíamos aprender?
Yo, por mi parte, he preguntado a mi hija de 9 años. Le hice la siguiente pregunta:
—Después de conocer a Sor Isaura y a las Clarisas, y saber a qué dedican su vida, ¿te gustaría ser clarisa cuando seas mayor?
Su respuesta fue:
—Sí, sí, porque es muy emocionante y bonito ver que tantas personas te quieren y que, después de haberlas cuidado durante tanto tiempo, no quieren que te vayas cuando te echan de tu casa... Eso no se ve todos los días, me gusta.
Luego le pregunté:
—Ahora que sabes que no se quedarán en Barcelona, aunque sus hermanas dicen que han hecho todo lo posible pero que no hay nada que hacer, ¿qué opinas?
—Es injusto. Han trabajado mucho, nos han protegido durante muchos años, ¿y ahora nosotros no podemos protegerlas?
Finalmente, le pregunté:
—Sabiendo que se irán, que sus hermanas han tomado esta decisión y que no hay vuelta atrás, ¿te gustaría ser clarisa de mayor?
—No me gustaría ser de un grupo que no me protege cuando lo necesito. Eso no sería una familia. La familia se protege. Me sentiría desprotegida y sola.
En nuestra familia hemos integrado la dimensión espiritual como una parte más del ser. Vivimos la diversidad religiosa desde el respeto y valoramos lo que puede aportar a la vida de las personas. Mi hija es una niña profunda, que ha conocido bien a las clarisas gracias a Sor Isaura.
Sin embargo, la Federación de Hermanas Clarisas de Catalunya, Castellón y Menorca se equivocan al dejar sin clarisas el monasterio de Pedralbes, porque en realidad nos están dando un mensaje contraproducente. Es decir, si nuestras hijas no tienen cerca a las clarisas a quienes mirar y admirar, si cada vez las alejan más de nosotras, ¿cómo puede surgir la vocación para unirse a ellas?
Abrazaremos por última vez a nuestras tres clarisas, Sor Pilar, Sor Immaculada y Sor Isaura, el próximo 12 de febrero en su despedida, en el día de puertas abiertas del monasterio de Pedralbes por la celebración de Santa Eulalia, en un acto de gratitud, amor y respeto por lo que han significado para la ciudad de Barcelona. Me atrevo a decir que son un trozo del alma de esta ciudad.
Pero, ¿qué pasará después?
Creo que el siguiente paso será asegurarnos de que quede constancia en la historia de que las clarisas de Pedralbes siempre lograron tener su destino en sus manos. Como bien cita en su comunicado la Federación de las Hermanas Clarisas: “La prosperidad pide fe, la adversidad la exige”.
Para el colectivo que luchamos para que las clarisas se queden (o vuelvan) al monasterio de Pedralbes, aún nos queda recibir la respuesta a la carta que enviamos al Santo Padre Francisco. Ahora, solo Él, puede abrirnos paso a un nuevo rayo de esperanza.


