* El autor forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
La escultura helenística antigua se caracteriza por:
- Expresividad en el movimiento.
- Representación de emociones.
- Sufrimiento humano (pathos).
'Laoconte y sus hijos'
Este grupo escultórico de Laoconte y sus hijos ha sido llamado “el icono prototípico de la agonía humana en el arte occidental”. Representa la muerte del sacerdote troyano Laocoonte, castigado por los dioses a morir estrangulado por serpientes marinas junto a sus dos hijos, Antífante y Timbreo.
La agonía se transmite a través de las expresiones contorsionadas de los rostros, en particular las cejas abultadas de Laoconte. Estas expresiones se reflejan en los cuerpos que luchan desesperadamente, especialmente el de Laoconte, en el que cada parte de su cuerpo se muestra en tensión.

Laoconte y sus hijos.
Suele considerarse una obra original de principios de la era cristiana. Es una de las esculturas antiguas más famosas desde que fue desenterrada en Roma en 1506. La obra es de un tamaño de 2,42 m de altura y está ejecutada en mármol blanco. Se encuentra en el Museo Pío-Clementino de Roma.
En cuanto a estilo, se la considera «uno de los mejores ejemplos del barroco helenístico». Las fechas sugeridas para la estatua oscilan entre el 200 a. C. y la década de 70 d. C. Plinio atribuyó la obra a tres escultores griegos de la isla de Rodas: Agesandro, Polidoro y Atenodoro de Rodas (pertenecientes a la Escuela de Rodas del periodo helenístico).
Otros escultores afines a estas tendencias llamados barrocos son::
- Policles, autor del Hermafrodita dormido que tiene influencia en el Renacimiento y en Gian Lorenzo Bernini.
- Apolonio y Tarsicio de Tralles, que se les atribuye El toro Farnesio.
- Pitocrito de Rodas que realizó La Victoria de Samotracia.
Todos estos artistas influyeron en artistas del Renacimiento como Miguel Ángel y en artistas barrocos como Gian Lorenzo Bernini, Pietro Tacea, Stefano Modernos y Francesco Mochi.

Detalle que permite ver la mordedura de una de las serpientes a Laocoonte.
Mitología de la escultura de Laoconte
Sinón fue un astuto guerrero griego, famoso por su papel fundamental en la caída de Troya durante la Guerra de Troya. Su historia es destacada en la Eneida de Virgilio, donde Sinón, con una mezcla de ingenio y engaño, logra que los troyanos acepten el famoso caballo de madera, facilitando la victoria griega.
Según la leyenda, Sinón fue elegido para quedarse atrás cuando el ejército griego simuló abandonar el sitio de Troya. Los griegos, al retirarse, dejaron un colosal caballo de madera como “ofrenda” a los dioses, aparentando rendirse. Sinón, como parte del plan, se dejó capturar por los troyanos y, mediante un ingenioso discurso, convenció a los troyanos de que el caballo era una ofrenda a Atenea y que aseguraría la victoria de los griegos si intentaban destruirlo.

En esta vista se puede observar la mirada pidiendo ayuda del hijo mayor hacia su padre.
Sinón cautivo, fue llevado ante Príamo al pie de las murallas, y dijo a los troyanos que el caballo traería la protección divina si lo introducían en la ciudad, pero advirtió que Troya caería si lo destruían. Su persuasión y falsa desesperación lograron su cometido, y los troyanos, deseosos de ganar la gracia de los dioses, llevaron el caballo a la ciudad.
Esa misma noche, mientras los troyanos celebraban su aparente victoria, Sinón a, liberó a los soldados griegos que estaban ocultos. Luego, usó una antorcha para señalarles la entrada de la ciudad, que se abrió al resto de las tropas griegas, permitiendo el saqueo y la destrucción de Troya.

Detalle de la figura que representa al hijo menor.
Este episodio de Sinón muestra la astucia y la manipulación en la mitología griega, demostrando cómo los griegos lograron una victoria gracias no solo a la fuerza sino también al engaño y la estrategia.
Durante el asedio de Troya, dos serpientes fueron enviadas por Apolo, Poseidón, o Atenea, y atacaron a Laocoonte y a sus dos hijos. Laocoonte era el sacerdote del templo de Apolo Timbreo en Troya y, al igual que Casandra, hija del rey Príamo, advirtió a los troyanos que si dejaban entrar en la ciudad al Caballo de Troya caerían en una trampa tendida por los griegos aqueos. Virgilio hablaba así de los griegos en su Eneida: ”¡Necios, no os fieis de los griegos ni siquiera cuando os traigan regalos!”.
Laocoonte arrojó una lanza que se clavó en el caballo de madera, pero cuando los troyanos estaban a punto de destruir el caballo, los soldados troyanos trajeron a Sinón, quien con las mentiras ideadas por Odiseo logró convencer a Príamo de que se trataba de una imagen sagrada de Atenea. Laoconte, para tratar de impedir que entraran el caballo en la ciudad exclamó:

Detalle de la escultura del hijo mayor.
“Ésas son mentiras —gritó Laocoonte— y parecen inventadas por Odiseo. ¡No le creas Príamo! Te ruego, señor, que me permitas sacrificar un toro a Poseidón. Cuando vuelva espero ver este caballo de madera reducido a cenizas”.
Cuando Laocoonte se disponía a sacrificar el toro a Poseidón, dos serpientes marinas, llamadas Porces y Caribea, llegaron desde Ténedos y las Calidnes; salieron del mar y atacaron a los hijos mellizos de Laoconte, llamados Antifante y Timbreo, enroscándose alrededor de sus cuerpos; Laocoonte intentó salvarlos, pero sufrió la misma suerte.
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