“Los subtítulos no son un capricho ni un extra: son una herramienta básica de accesibilidad. Sin ellos, las personas no oyentes quedamos expulsadas de la cultura”. Esto expresaba Jaume Pomé en una carta publicada en La Vanguardia el pasado viernes 3 de octubre, que ha dado pie a este reportaje en La Voz del Lector.
En España hay 1.2 millones de personas con discapacidad auditiva. La mayoría de ellas se concentran en las comunidades de Andalucía, Catalunya y Madrid, en ese orden. Jaume, uno de los más de 250.000 catalanes que forman parte de la comunidad sorda, tiene una gran pasión: el cine. Su afición se ve fuertemente limitada por su discapacidad y, sobre todo, por la falta de accesibilidad en las salas de proyección.
Ya de bien pequeño descubrió su amor por el cine, aunque no podía entender bien las películas en la gran pantalla. Por ese motivo, sus favoritas eran las de acción. “Cuando era adolescente, un amigo que tenía un videoclub me regalaba pelis subtituladas, y eso fue un gran cambio”, recuerda. No olvida la primera película que pudo ver con subtítulos en pantalla grande, cuando tenía 19 años: Titanic, en el cine Icaria de Barcelona. Hoy, 27 años después, las plataformas de streaming y la creciente moda de ver cine en versión original facilitan la accesibilidad, pero con limitaciones.
Cuando era adolescente, un amigo que tenía un videoclub me regalaba pelis subtituladas, y eso fue un gran cambio
Jaume, como muchas otras personas en su situación, debe desplazarse de su pueblo en el Pallars Sobirà a alguna de las capitales de comarca cada vez que quiere ver un estreno en pantalla grande. Al llegar, se encuentra con una oferta de películas subtituladas que, además de ser bastante escasa, deja totalmente de lado el cine nacional.
Falta de oferta en VOSE
Un recorrido por las carteleras de las principales cadenas de cines del país deja en evidencia una realidad preocupante. Durante la semana del 3 al 10 de octubre, una de ellas ofrece 22 películas, pero sólo 6 de ellas cuentan con sesiones subtituladas. En otra, la proporción mejora ligeramente: 7 de las 15 disponibles incluyen subtítulos. El tercer cine, por su parte, ofrece 4 filmes accesibles entre un total de 10.
En 2020 se publicó una Orden Ministerial que obliga a incluir audio descripción y subtitulado especial en todas las películas, como requisito para poder acceder a las ayudas a la producción de largometrajes y cortometrajes.
En España hay 1.2 millones de personas con algún tipo de discapacidad auditiva
El subtitulado especial se diferencia de aquel al que estamos acostumbrados, ya que está especialmente pensado para las personas sordas. Cuenta con particularidades como la descripción de los sonidos o la diferenciación por colores de los personajes.
“La peli tiene que pasar por un centro de cualificación, que asegure que la accesibilidad que has hecho es válida”, explica Marcos Colorado, product manager de la distribuidora y productora de cine Avalon, quien aclara que ellos facilitan todos los productos con las adaptaciones hechas. “Ese material se está haciendo, pero son los cines los que deciden qué proyectar”, comenta. Estas versiones accesibles no suelen ver la luz hasta que las películas llegan a televisión o a plataformas digitales.
“Quizás esto es lo que debería de empezar a cambiar, proponer sesiones en esa versión, aunque sean unas pocas, para responder a una demanda que podría crecer si existe la oferta”, plantean desde la asociación de distribuidores independientes cinematográficos, Adicine.
Jaume Pomé delante de los cines Verdi de Barcelona.
Dejando a un lado la cantidad de opciones, otra cuestión toma importancia al revisar el idioma de las películas subtituladas elegidas por los cines. Todas las cintas que cuentan con pases VOSE (Versión Original Subtitulada en Español) están grabadas en lenguas extranjeras, la mayoría en inglés.
“Se hacen pensando en las personas que quieren escuchar a los actores en versión original, no en las que no escuchamos”, critica Jaume. De las seis películas españolas que actualmente se encuentran en la cartelera de grandes cines, no hay ninguna adaptada para ser vista por personas sordas. Esto hace que aquellos que quieren disfrutar de ellas deban esperar meses e incluso años hasta que estén disponibles en la televisión o en alguna plataforma.
En salas especializadas en proyectar películas subtituladas, como es el caso de los cines barceloneses Verdi, Melià o Renoir, sí que encontramos cuatro películas españolas: Sirat, Maspalomas, Mi amiga Eva y Estrany Riu. Hay algo que todas estos títulos tienen en común: o están grabados en más de un idioma o bien en lenguas vehiculares (como el catalán o el vasco). Por lo tanto, se subtitulan para que los espectadores entiendan toda la película, no buscando la accesibilidad.
“El objetivo de los cines al subtitular nunca fue poder dar acceso al colectivo de personas con sordera, pero nosotros aprovechamos esa oportunidad”, explica Albert R. Casellas, presidente de la Federación de personas sordas de Catalunya (FESOCA). Los catalanoparlantes de la comunidad sorda no pueden ver una película catalana en este idioma en el cine, ya que los subtítulos siempre las traducen al castellano.
Parte de la cartelera de un cine barcelonés especializado en subtítulos, con información de cuales están en VOSE.
Si la oferta de cine para las personas sordas adultas ya es limitada, esta se ve reducida a cero al hablar de los más pequeños. No hay ningún cine del país que esté ofreciendo estas semanas una sola película subtitulada dirigida a público infantil. “Los niños y las niñas sordos tienen prácticamente bloqueado el poder acceder al cine”, comenta Casellas.
Los subtítulos pueden ser complicados de seguir para aquellos más pequeños, ya que requieren un nivel avanzado de lectura. Aún así, el entretenimiento de los niños más mayores que sí podrían seguir el ritmo también se queda en casa, donde las plataformas de streaming y la televisión les facilita ver películas y series accesibles para ellos.
Las sesiones VOSE se hacen pensando en los que quieren escuchar a los actores en versión original, no en los que no escuchamos
“Se suelen organizar ciclos de cine accesible subtitulado, tanto de películas internacionales como españolas”, comenta el portavoz de la FECE (Federación de Cines de España), Borja de Benito. Algunos de estos son el proyecto Cine Accesible de Navarra, la Muestra de Cine Sordo de Huelva o el Festival Inclús de Barcelona. Estos eventos puntuales, por lo general, no suelen proyectar películas comerciales, sino aquellas grabadas con el objetivo de mostrar a la sociedad las necesidades y carencias del colectivo.
“Yo quiero ir al cine a reír o a pasar miedo como cualquier otra persona, no a que me hablen de mis derechos y de mi día a día”, expresa Casellas, quien, aunque reconoce la función social de hacer llegar la problemática a las personas oyentes, pide “una normalización de la accesibilidad, en vez de una reivindicación de esta”.
La Inteligencia Artificial
En una era en la que la Inteligencia Artificial está cada vez más presente en el día a día, se tendería a pensar que esta puede facilitar la función de subtitular las películas. Ya lo vemos en las redes sociales, donde los videos de Tik Tok, Youtube y otras plataformas pueden ser subtitulados automáticamente en múltiples idiomas.
“Puede ayudar a crear más contenido porque el coste baja, pero no soluciona el problema dentro de las salas. Ayudará para plataformas y televisión, porque facilitará que haya más contenido adaptado y accesible, pero el problema del cine es otro”, comenta Marcos Colorado, product manager de la distribuidora y productora de cine Avalon, quien se posiciona en contra del uso de la IA y pone en valor el trabajo de la gente que se dedica a la subtitulación.
La IA puede ayudar a crear más contenido porque el coste baja, pero no soluciona el problema en las salas
Por su parte, Jaume Pomé piensa que para resolver la falta de películas subtituladas se necesitan ayudas, además de “más espectadores en las salas que sí las ofrecen”.
Para el presidente del FESOC, Albert R. Casellas, la accesibilidad va más allá de los subtítulos. “Lo mejor para una parte del colectivo es que la película también esté signada, además de estar subtitulada”, explica. Propone incluir la grabación de intérprete en un lateral de la pantalla, ya que con solo los subtítulos no se puede acceder a la información completa.
Incluso si se normalizaran los subtítulos especiales, estos pueden seguir causando complicaciones para entender cuestiones narrativas, como quién es el antagonista de la historia, entonaciones como el sarcasmo… u otras pistas e indicios que los cineastas quieren transmitir y que solo los espectadores oyentes pueden captar.
“El lenguaje de signos ha entrado en la ecuación hace un par de años en streaming y en la televisión. Aunque incluirlo es voluntario”, comenta el product manager de Avalon. En plataformas como RTVE se puede ver, en películas muy puntuales, este tipo de accesibilidad, que no llega a los cines.
Jaume Pomé, persona sorda apasionada por el cine.
Aunque haya carencias claras, el cine es uno de los sectores de la cultura que más ha avanzado en la accesibilidad para personas de la comunidad sorda. “El colectivo crea su propia cultura por la inaccesibilidad histórica que existe. Crea su teatro, espectáculos, poesía… ya que dentro del mundo oyente la inaccesibilidad es nula”, cuenta Casellas. Aún así, cada vez son más los proveedores de cultura que se preocupan por poder facilitar mínimamente la accesibilidad.
El Teatre Lliure de Barcelona, por ejemplo, cuenta con varios sistemas para la gente con perdida auditiva con audífonos o implantes, además de ofrecer varias funciones con subtítulos y algunas, muy puntuales, con traducción simultánea en lengua de signos catalana.
El director del FESOC, Albert R. Casellas, propone que “la película también esté signada, además de estar subtitulada”
”Una sociedad que tiene en cuenta a las minorías es una sociedad mejor”, reflexiona Jaume Pomé. Agradece a las distribuidoras de cine que intenten subtitular las películas extranjeras, pero insiste en que “también deberían hacerlo con el cine español y catalán, porque las personas sordas también quieren disfrutarlo”.
El presidente del FESOC, por su parte, tiene una petición clara para aquellos de los que depende la accesibilidad en la cultura: “Les pediría que no tengamos que ir nosotros a llamar a la puerta, sino que nos tengan en cuenta directamente. Ya hemos llamado a muchas puertas”.
¡Participa!
La Voz del Lector
Si tienes una historia o una experiencia que crees que vale la pena dar a conocer o compartir con el resto de lectores de La Vanguardia, te invitamos a participar en La Voz del Lector. Escribe, adjuntando tus datos personales, al correo: participació[email protected].


