La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, ha salido al paseo de las informaciones que apuntan a que las primeras denuncias por conductas violentas y de acoso sexual contra Juan Carlos Monedero se remontan a 2016 siete años antes de que Podemos tomara cartas en el asunto en contra de su cofundador. La líder morada ha defendido la actuación de la organización en este caso y ha reiterado que hasta septiembre de 2023 no tuvieron constancia de ninguna denuncia de violencia sexual contra Monedero, cuando les llegaron los testimonios de dos mujeres y decidieron apartarle de la actividad del partido.
Además, Belarra, a las puertas del Congreso y visiblemente incómoda, ha asegurado que no hicieron públicas en su momento las acusaciones para “garantizar el anonimato y privacidad” de las víctimas que, según ha afirmado, habían pedido que se gestionara todo de manera interna. En este sentido, la sucesora de Pablo Iglesias al frente del partido ha reprochado a los medios que, según su parecer, hayan dejado a las víctimas en un segundo plano. “Nosotras les hemos dado la máxima prioridad", ha alegado.
La líder morada ha defendido que Podemos ha actuado “con diligencia” y que se hizo lo que se tenía que hacer para “garantizar” que la organización fuera “un espacio seguro para todas las mujeres”. A Monedero “a partir de esos testimonios se le dejó de convocar a todas las actividades públicas y privadas del partido”, ha insistido al tiempo que ha contrapuesto estas medidas con “lo que estamos acostumbrados” que, a su juicio, es “una sociedad en la que a los hombres con poder se les protege y se les garantiza impunidad”
Belarra ha recordado que Monedero no tenía cargos orgánicos en Podemos desde 2015 y que salió de la fundación del partido en mayo del 2023, y “aún así, siendo un militante raso, en el momento en el que tuvimos conocimiento de esas denuncias se actuó inmediatamente, se activaron todos los protocolos”.
Tras las tres acusaciones confirmadas ayer, dos comprobadas por La Vanguardia y una tercera que investiga la Universidad Complutense, este viernes se ha conocido un caso previo. Tal y como relata Eldiario.es, una militante de la formación morada denunció en 2016 haber sido la víctima de un “episodio grave” con Juan Carlos Monedero como agresor en un acto celebrado en Catalunya. Apenas dos años después de la fundación del partido y cuando, aún en proceso de expansión, no existía protocolo alguno de acoso.
“Las víctimas nos pidieron anonimato, nos pidieron discreción y en ese sentido lo que nos pidieron más fehacientemente era que se le apartara de las actividades públicas del partido. Se hizo inmediatamente desde el momento en el que tuvimos conocimiento de las denuncias”, ha declarado a los medios preguntada por este asunto antes de intervenir en un acto en el Congreso de los Diputados.
Según informa Eldiario.es, “las mismas fuentes aseguran que la dirección de Podemos comunicó entonces que si las mujeres decidían denunciar ante la policía o la justicia el partido las apoyaría, pero que no se abrió investigación alguna ni se tomó ninguna medida” contra Monedero pese a que se trataba de “acusaciones muy graves”.
La víctima prefirió no dar el paso para no quedar señalada, pero confió en que el partido obrara internamente al contar con testigos de lo sucedido. Pero Podemos, bajo la batuta de su exsecretario general Pablo Iglesias y con la exministra de Igualdad Irene Montero ya ocupando argos de relevancia, no actuó en contra de Monedero esgrimiendo la máxima de “preservar la identidad” de las víctimas al no haber querido ellas dar el paso.
Dos excargos de Podemos, hoy en día alejados de la política, han confirmado a La Vanguardia que, aunque la dirección asegura que, en lo referente a las denuncias de 2023, “actuó desde el primer minuto”, hubo episodios previos protagonizados por Monedero en los que no se actuó: "Era un secreto a voces lo que ocurrió en una fiesta de la primavera que la formación celebró por esa época en Madrid”.
Un suceso muy similar al que la exeurodiputada morada Lola Sánchez Caldentey ha admitido haber sufrido al acusar públicamente a Monedero de haberla “empotrado contra la pared” e invitado a su casa tras un acto del partido.
Todo esto sucede cuatro meses después del estallido del caso Errejón con el que guarda no pocos paralelismos como la existencia de conductas machistas previas a los hechos denunciados, conocimiento de los hechos por parte de la dirección y negligencia de la organización política a la hora de tomar cartas en el asunto. Aunque en Podemos intentan marcar distancias visto el “duro golpe” que le supuso a los de Yolanda Díaz en caso Errejón.
Desde Sumar, por su parte, confían en que “por solidaridad y empatía con las posibles víctimas, se investiguen y esclarezcan los hechos” relacionados con comportamientos inapropiados de Monedero hacia varias mujeres.
Mientras crece la lista de acusaciones, Monedero ha negado los hechos y, por medio de un comunicado, asegura que lleva doce años sufriendo “denuncias falsas” por “rumores” orquestados para hacerle daño: “Por fortuna, los delitos están delimitados por la ley. Titulares, informativos, tertulias, portadas. ¿Y al final? Nada de nada”, apostilló para defender su inocencia.

