Así se escribe la historia: António Costa gobernaba con mayoría absoluta Portugal cuando una cuita judicial le obligó a renunciar a su cargo de primer ministro. Esta renuncia fue aprovechada inmediatamente por Marcelo Rebelo de Sousa , el presidente de la República, militante en excedencia del PSD, el equiparable al PP, para anticipar elecciones. En la mente del presidente luso estaba un cambio de mayorías, cuando perfectamente hubiera podido tomar otras salidas. Por ejemplo, encargar la formación de gobierno a otro diputado socialista, ya que éstos contaban –repetimos– con la absoluta. Tras aquellos comicios, el Partido Socialista (PS) pasó de ser primera fuerza a ser segunda fuerza y tener que abstenerse para que el PSD no tuviera que apoyarse en los autoritarios de Chega, los homólogos de Vox.
Tras menos de un año en el cargo, el primer ministro del PSD, Luis Montenegro , ha perdido una cuestión de confianza por su propia cuita judicial. Tras salir vivo de sendas mociones de censura Montenegro planteaba esta moción ofreciéndola a los socialistas como salida airosa para dar más explicaciones. Quiso asegurarse su liderazgo olvidándolo estratégicamente todo y el pecado original de esa GroKo tácita: aquella cuita judicial que quedó finalmente en nada. Tanto es así que Costa es actualmente presidente del Consejo Europeo. Los socialistas, esta vez, olieron la sangre, dejándole caer y devolviendo el golpe al presidente de la República: nuevas elecciones, porque están seguros que la aritmética electoral volverá a cambiar, aunque quizás llegando al mismo lugar, pero de distinta manera.
Lisboa nos interpelará de nuevo tanto a la izquierda como a la derecha del tablero español
Tanto es así, que la derecha podría conservar su mayoría absoluta pero el primer partido, con muchas probabilidades, volvería a ser el PS. Es decir, esta vez el concurso de Chega sería imprescindible para que el PSD pudiera renovar la presidencia del Gobierno. Decisiones estratégicas de un país ejemplo de estabilidad y que elección tras elección, tres en tres años, viene perdiendo margen de maniobrabilidad. España lleva con el mismo Gobierno casi siete. Los pro-Groko deberían por ello ser muy cautos. Pues de la mayoría absoluta del PS en Portugal se pasó a una GroKo encabezada por el PSD con la abstención del PS y, tras el próximo 18 de mayo, veremos si vuelve a gobernar el PS con la abstención del PSD con una nueva GroKo a la inversa.
Se admiten las apuestas. Habrá que ver hasta dónde llega la coherencia de todas las partes en este embrollo. ¿De verdad, la derecha democrática portuguesa actuará en consecuencia y no se apoyará en los peones portugueses de Trump? ¿Se abstendrá para que gobierne el PS si es el más votado? ¿O, por primera vez, habrá acuerdo entre la derecha democrática y la derecha autoritaria lusa para que la derecha pueda renovar la presidencia del Consejo de Ministros? ¿Qué dirán los favorables a la Groko en nuestro país si se forma un Gobierno de un PSD segundo con la participación activa de Chega? Veremos probablemente que Portugal, como España, no es país para Grokos. Y eso habrá que anotarlo.

Costa y Sánchez, durante las firmas de convenios en la cumbre bilateral de noviembre de 2018, en Valladolid
Madrid está a la misma distancia de Lisboa que de Barcelona. Las tres capitales marcan el ritmo de la gran Península Ibérica. Las presidenciales francesas, en abril dentro de dos años, nos explicarán qué momentum 2027 viviremos en las próximas autonómicas, municipales y generales en España. Pero Lisboa, que nos pilla más cerca que París, nos interpelará mucho antes tanto a la izquierda como a la derecha del tablero español, como ya sucedió hace casi diez años. Entonces como ahora, vidas paralelas. Recordemos.
“ Menos mal que nos queda Portugal ” fue el título del tercer álbum de la banda gallega Siniestro Total , pero también una expresión que se hizo muy popular en 2016, el año del bloqueo, para subrayar el mal ejemplo español con los pactos postelectorales versus el buen ejemplo portugués con un Costa que sorprendía a Europa uniendo al bloque de izquierdas (PS, Partido Comunista y el Bloco de Esquerda). Un Gobierno al que una parte de los voceros, tanto en España como en Portugal, le auguraban corta vida. Y que, sin embargo, llegó a la absoluta, mayoría que solo sería interrumpida por aquella, ya explicada, cuita judicial y decisión de Rebelo de Sousa de adelanto que ahora se le vuelve como un boomerang. Amigas y amigos, ante todo mucha calma y a capear el temporal, cantaba Siniestro Total. Ahí tienen la señal frente al ruido: siempre nos quedará Portugal.
Next Week
Más Siniestro Total
Dice la leyenda que en una entrevista electoral José María Aznar mencionó a los Siniestro Total. Le preguntaron qué música española le gustaba y dijo “Mecano, Toreros Muertos y Siniestro Total”. ¡Mentira! Va por ello una pregunta para decir la verdad: ¿Qué sucedería si en 2027 hubiera mayoría absoluta de derechas, pero la primera fuerza fuera el PSOE? ¿Toda esta lucha intestina entre el PP y Vox se vería con el tiempo como un ejercicio de táctica o estrategia? Este escenario es perfectamente probable si Vox se sitúa en el entorno del 17%.
El Ojo de Halcón
Más Portugal
Las cuitas y las elecciones anticipadas como estrategia permanente producen monstruos. Abren la caja de Pandora electoral para llegar a una peor posición. Miren, si el PSD se abstiene para que gobierne el PS, sería técnicamente como volver más o menos al escenario anterior a la investigación a Costa, pero esta vez sin la mayoría absoluta. Y si, por el contrario, Chega entra a formar parte del cuadro de mandos de Portugal, sería de facto ir de mal en peor. Tomen nota todos. Portugal nos muestra el camino. Como en 2016.