Aitor Esteban ha sido uno de los oradores más respetados del Congreso. Y eso no es algo fácil. El que fue diputado del PNV durante 21 años siempre ha hecho gala de una aguda capacidad de análisis político, que expresa sin estridencias, pero de forma afilada. Como aquella vez que le inquirió a Rajoy: “Si me quieres, Mariano, da menos leña y más grano”. Y el presidente del PP le replicó: “Si quieres grano, Aitor, te dejaré mi tractor”. La sucesión de ripios tuvo una segunda parte con Alberto Núñez Feijóo: “Alberto, tu tractor tiene gripado el motor por usar aceite Vox”. Y con esa frase, resumió la legislatura actual.
Feijóo ganó las elecciones y creyó que el PNV le ayudaría a conseguir la presidencia. Pero la necesaria alianza con Vox lo impidió entonces y así sigue siendo hoy. Ni el PNV ni Junts van a apoyar una moción de censura y Pedro Sánchez recordó el viernes a los presidentes autonómicos que tiene intención de seguir. Así que esto va a ser una carrera de fondo. El PP lo sabe y su estrategia la condensó José María Aznar hace unos días: “Cabeza fría, tensión vital máxima”. La manifestación de hoy, bajo el lema “Mafia o democracia”, es su expresión. Puesto que la censura no es viable (el viernes quedó claro con el desplante de Ayuso al catalán y el euskera, respaldada luego por Feijóo) y como la tensión requiere elevar el tono hasta el punto de tildar al presidente de capo mafioso, sólo queda la calle.
Hace un año Abascal empezó a reclamar a Feijóo que cesara sus “contactos con la mafia socialista”
Esta vez el PP no ha buscado la compañía de Vox para la protesta, aunque Feijóo ha pedido que se evite la simbología del partido para favorecer que se sumen partidarios de la extrema derecha. La última manifestación conjunta fue en marzo de 2024 contra la amnistía. Aquella pinchó respecto a las anteriores (15.000 asistentes), pero evidenció la nueva estrategia de Vox para comerle terreno a los populares: señalarlos como parte del mismo sistema corrupto que el PSOE. En aquella ocasión, Santiago Abascal reclamó a Feijóo que “cesen todos los contactos con la mafia socialista”. Sí. Mafia.
El líder de Vox se refería a las negociaciones entre el PP y el PSOE para renovar el Consejo del Poder Judicial. No es de extrañar que, para los populares, la cumbre de Barcelona fuera un escollo incómodo, ya que abonaba la estrategia de Abascal: si Sánchez es el capo de la mafia, ¿qué hace el PP reuniéndose con él? De ahí que en Génova buscaran la forma de boicotear la reunión. Primero se intentó con el orden del día y, al no conseguirlo, se optó por la petición unánime de elecciones, que quedó relegada a un segundo plano por el protagonismo de Ayuso.
Feijóo, ayer durante un acto del partido en Santander
Feijóo ha querido marcar distancias con Vox en la manifestación de hoy, con la que busca una demostración de fuerza y de movilización del partido ante el congreso de julio. Es poco probable que el cónclave defina la política de alianzas. No se convoca un congreso para meterse en semejante jardín. El líder del PP evita a Vox en la manifestación, aunque promovió que sus barones llegaran a acuerdos con la extrema derecha en las comunidades para aprobar presupuestos y dejar en evidencia que Sánchez no lo ha conseguido con sus aliados. Vox apoyará las cuentas en la Comunitat Valenciana, en Murcia y está en el aire que lo haga en Aragón.
Mientras el PP se manifiesta, Vox se rodea de ultraliberales como Milei de la mano de un ‘criptobro’
A Vox le preocupa poco no estar en la foto de la protesta de hoy. Cuanto más insiste el PP en identificar a Sánchez con un dictador y en dibujar un escenario de catástrofe y depravación, más reprocha Vox a los populares que no sean más contundentes con el Gobierno. Como hicieron con la amnistía al pedir al PP que se saltara los procedimientos parlamentarios y bloqueara el trámite de la ley en el Senado.
Mientras presiona al PP, en Vox cultivan otros terrenos este domingo, como el del palacio Vistalegre de Madrid (aforo, 15.000 personas), donde el criptobro Víctor Domínguez, conocido en internet como Wall Street Wolverine (Wolverine, “lobezno”, factoría Marvel), afincado en Andorra para pagar menos impuestos, reúne a ultraliberales con la presencia estelar de Javier Milei. Ahí estará Vox, pero también Iván Espinosa de los Monteros, Esperanza Aguirre, Albert Rivera, Marcos de Quinto o Iker Jiménez. La derecha cabalga entre dos mundos. Feijóo querría gobernar en solitario, a la vieja usanza. Pero la batalla cultural que abandera Vox y el resto de líderes libertarios que, como Milei, ya han alcanzado el poder, irradia su influencia y se presenta cada vez más descaradamente ambiciosa.
Conferencia de presidentes
Ayuso casi no probó bocado
Según algunos de los presentes en la conferencia de presidentes autonómicos, Isabel Díaz Ayuso casi no probó bocado del menú que preparó Carles Gaig. Quizá porque su intervención –y la de algún otro presidente– coincidió con el almuerzo y estaba pendiente de lo que iba a decir. No se la vio muy cómoda durante el encuentro, aunque agradeció al Govern la acogida. Para Salvador Illa, que no hubiera boicot y la conferencia se celebrara ya fue un alivio, pero además la presidenta madrileña le dio al líder del PSC la oportunidad de ejercer de paladín del catalán y no dejar siempre ese papel al independentismo.
Comunitat Valenciana
Mazón y el escudo de Vox
De vez en cuando arrecian los rumores sobre una inminente dimisión de Carlos Mazón como presidente de la Generalitat valenciana ante la presión de Génova. En los últimos días emergía el nombre de Juan Francisco Pérez Llorca como posible relevo, además del de la alcaldesa María José Catalá. Pero Vox tiene la sartén por el mango y en esa formación no están dispuestos a dejar caer a Mazón, cuya permanencia les permite seguir creciendo. Si se pretende alguna operación relevo, la posición de Vox es no votar ninguna investidura y exigir elecciones.